VENTANA DE FORMACIÓN 34. FEBRERO 2020

Señor de la Piedad, a tu amparo me acojo, rico y generoso en tu destino humildemente aceptado, redentor de nuestras vidas y fin de nuestros sufrimientos.
Estrella, que en el cielo del mar infinito eres guía y señal de tus devotos, marineros en la singladura hacía tu Divino Hijo, guárdanos como madre y mediadora de todo mal.
Desde la Vocalía de Formación, volvemos a encontrarnos, un mes más, con las Ventanas de Formación, con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año.
Este mes es el principio. Si el mes pasado, enero, se puede considerar el mes en que todo comenzó porque Dios se hizo niño en este, nuestro mundo, este mes de febrero nos traerá el principio de todo lo escrito. Un nuevo Miércoles de Ceniza, el día 26, nos abrirá la puerta de la Cuaresma donde Dios se hizo hombre para al final, compartir nuestro propio destino.

La hermandad inicia los actos programados para este mes con la celebración de la Presentación del Señor y la Candelaria. El 1 de febrero, en la Iglesia Conventual de la Purísima Concepción, recordamos la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén (Lc 2;22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto, para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento. Cristo, la Luz del mundo, presentado por su Madre en el Templo, viene a iluminarlo como una vela en la oscuridad. Con ocasión de esta celebración, todos los padres que quieren presentar a sus hijos ante la Virgen de la Estrella, sean o no hermanos, tienen la ocasión de hacerlo para que reciban la protección de María en este año que comienza. Previamente, se organiza una chocolatada con churros en la Casa de Hermandad con fin solidario, para posteriormente  celebrar la Eucaristía, con la participación de los niños de nuestro Grupo Joven e Infantil y nuestro Coro.

El día 21 se abre el tiempo más esperado. La Presentación del Cartel Piedad y Boletín Estrella 2020, que tendrá lugar a las 20:30 horas en el Salón de Actos de la sede de la Agrupación de Cofradías, sita en la calle Bernardo López, a cargo de Luis Manuel Sánchez Amate, presentador del cartel y Amador Morillas Consuegra, presentador boletín, se puede considerar el pistoletazo de salida de la Cuaresma 2020 para nuestra Hermandad Piedad y Estrella.

SIGNIFICADOS:
El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, siendo su primer día. Con el Miércoles de Ceniza se inician los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa. Formalmente son de sacrificio y de una vida más austera. No son pocas las personas que deciden vivirla como forma de penitencia y solidarizar con el sacrificio de Jesús en Semana Santa. El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. Durante la ceremonia de Miércoles de Ceniza, el sacerdote dibuja una cruz de cenizas en la frente de los asistentes, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio». Para la ceremonia se deben quemar los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso. Quienes las reciben en su frente, pueden sentirse perdonados para empezar así su sacrifico de Cuaresma.
La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo. Se cree que el Miércoles de Ceniza nació en el siglo VIII de la mano del Abad Aelfric, que provenía de lo que hoy es Inglaterra. En su libro La Vida de los Santos, indica que el hombre debe redimirse de sus pecados dejando caer cenizas sobre su cabeza. El rito pasó a realizarse antes de la Cuaresma. A partir del siglo XI, la Iglesia en Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo. Si bien el Miércoles de Ceniza como algo formal proviene del siglo VIII, en el Viejo Testamento las cenizas juegan un papel de arrepentimiento en varios de sus pasajes.

REFLEXIÓN:
El gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, se ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente. La palabra ceniza, que proviene del latín «cinis», representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Ésta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia. La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: «Dios formó al hombre con polvo de la tierra» (Gn 2,7); «hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho» (Gn 3,19).

EVANGELIOS DEL MES DE FEBRERO
Primer Domingo: Evangelio (Lucas 2,22-40): Luz de todos los corazones
Este texto evangélico con un mensaje que va mucho más allá del hecho histórico de la presentación de un recién nacido para cumplir la ley de Moisés. Se ha de tener en cuenta que no era necesario que el niño fuera llevado al templo para cumplir con el precepto de esa ley de la purificación de la madre. Se quiere, pues, mostrar que los padres de Jesús se atienen en todo a esa ley,y pretenden «consagrarlo al Señor».
Lo importante era poner de manifiesto que los padres de Jesús querían incardinar a su hijo a todo aquello que era considerado como una vida de fidelidad a Dios cumpliendo ciertos preceptos. Pero es eso precisamente lo que va a ser puesto en entredicho en esta narración. Los padres que viven de esa fidelidad se van a encontrar, de pronto, con personajes que viven y sienten al margen de esos preceptos. Son el viejo Simeón y la profetisa Ana. Porque no basta con eso para ser fieles a Dios. Y esta es una lección «teológica» que sus padres aprenden con admiración y con la misma fidelidad con que intentaban ser fieles a la tradición y a la religión de su pueblo. Estos personajes de la narración aparecen como por ensalmo. No son los sacerdotes los que acogen a Jesús en este momento en que es llevado al templo, sino dos personajes que nada tienen que ver con la ceremonia que se realiza.
La salvación no llegará por la ley, sino por el Espíritu de Dios. Cuando los padres van a consagrar al niño a Dios, es Simeón quien aparece para «arrebatar» al niño de las manos maternas y presentarlo él con su «palabra» y con su canto, bendiciendo a Dios. Jesús no ha venido solamente para salvar al pueblo de Israel, sino a todos los hombres. Es una salvación que ilumina a todos los pueblos. El papel de Ana, la profetisa, no es tampoco un adorno narrativo, aunque no está falto de estética teológica. Viene en apoyo de lo que Simeón anuncia. No olvidemos que es una «profetisa», que está día y noche en el templo. El templo como lugar de la presencia de Dios, de los sacrificios y peregrinaciones. Ahora a esta mujer se le enciende el alma y el corazón de una forma profética para proclamar la liberación (el rescate) de Jerusalén o de Israel, el pueblo de Dios.
Evangelio: Mateo (5,13-16): Sal de la tierra y luz del mundo
El evangelio de Mateo prosigue el sermón de la montaña con dos comparaciones -no llegan a parábolas-, sobre el papel del cristiano en la historia: la sal de la tierra y la luz del mundo. Probablemente son de esas expresiones más conocidas del cristianismo y de las más logradas. En los contratos antiguos se usaba la sal como un símbolo de “permanencia”. Ya sabemos que la sal conserva las cosas, los alimentos… y era un signo de la Alianza en el ámbito del judaísmo por ese sentido de la fidelidad de Dios a su pueblo y de lo que Dios pedía al pueblo. La luz del mundo, y la ciudad en lo alto del monte… tienen también todo su sabor bíblico. Es una interpelación a dar testimonio de esas opciones tan radicales del seguimiento de Jesús, de la fuerza del evangelio.
Con estos dichos del Señor se quiere rematar adecuadamente el tema de las bienaventuranzas. Efectivamente, esto que leemos hoy debemos ponerlo en relación directa, no solamente con el estilo literario de las bienaventuranzas, sino más profundamente aún con su teología. El Reino de Dios tiene que ser proclamado y vivido y el Sermón de la Montaña es una llamada global a llevarlo a la práctica. Los que han hecho las opciones por el mundo de las bienaventuranzas han hecho una elección manifiesta: ser sal de la tierra y luz del mundo. Esto quiere decir sencilla y llanamente que las bienaventuranzas no es para vivirlas en interioridades secretas, sino que hay que comprometerse en una misión: la de anunciarlas al mundo, a todos los hombres.
Evangelio (Mateo 5,17-37): La alternativa de Jesús a la ley
Con el evangelio de hoy nos introducimos en la dinámica de las antítesis, que quieren poner de manifiesto la justicia cristiana frente a la justicia del judaísmo que Jesús combate con la pretensión de dejar muchas cosas obsoletas. Es lo que deberíamos entender por encima de todo: la religión de la ley y los profetas llega a su «plenitud» si pensamos y sentimos como Jesús pensó y actuó como profeta de Galilea. Si nos fijamos concretamente en las antítesis, la primera (5, 21-26) nos habla de «matar». La radicalidad, pues, se da en que matar a alguien es un infierno. Pero se comienza a matar de muchas formas y de muchas maneras. La segunda de las antítesis (5,27-30) nos habla del adulterio. Estamos hablando de algo que afecta al matrimonio y a la familia, como base fundamental de la sociedad y de la sociedad judía. Se trata pues, de radicalizar algo sagrado en el mundo familiar judío. Pero hay más desde el punto de vista de Jesús: su amor por los pequeños, por la mujer, por los que no cuentan. ¿No intentaría Jesús defender a la mujer, casada o no, con esta radicalidad? La tercera antítesis (5,31-32), es sobre el divorcio. Es toda una consecuencia de lo anterior. ¿Por qué prohibe esta antítesis que nadie se case con una repudiada? Pero si nos fijamos bien, no es la mujer la causante de adulterio, sino el hombre que repudia y el hombre que se casa con una repudiada y por eso el Sermón no acepta esa ruptura del amor familiar de los fuertes en contra de la voluntad de Dios. Jesús no acepta esa ley de los fuertes frente a los débiles.
La cuarta antítesis nos habla del juramento (5,33-37). Simplificando se podría entender que jurar en falso no es propio de los seguidores de Jesús. No se debe jurar, ni por Dios, ni por los hombres, ni por uno mismo, ni en nombre de lo más sagrado ¿Por qué? Porque no se jura para apoyar nuestra verdad o para reafirmar nuestra mentira o nuestra maldad. La verdad o la mentira resplandecen por sí solas. Entre las muchas posibilidades de puntos diferentes de las antítesis y entre las posibles interpretaciones que tenemos, debemos señalar que existe un planteamiento bien determinado: «si vuestra justicia no es más grande que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos». Lo más perfecto no es aquello que cumple los requisitos legales pormenorizadamente, sino lo que renueva verdaderamente la vida, la felicidad. Sucede, a veces, que lo que está legalizado es injusto. Y contra ello está la justicia del Reino.
Evangelio (Mateo 5,38-48): Frente a la violencia, el amor a los enemigos
Nadie como Jesús se ha atrevido a hablar de esa forma y a jugarse la vida frente al odio del mundo y a la venganza entre enemigos. Es lo más típico y determinado de Jesús de Nazaret; así se reconoce en todos los ámbitos. Aquí Jesús intenta poner el dedo sobre la llaga; intenta hablar y exigir que tengamos los mismos sentimientos de Dios, porque El no tiene enemigos, nadie es extraño para El, a nadie niega la lluvia y el sol.
Por lo mismo, el amor al enemigo es la concreción más radical, por parte de Jesús, del amor al prójimo. No basta decir que el prójimo es el que piensa como yo, quien es de los míos; el prójimo son todos los hijos de Dios, y ningún hombre o mujer están excluidos de este derecho.
La quinta antítesis nos enfrenta a la no-violencia (5,38-42). Si la ley del talión había sido como un protocolo de no excederse en el mal que se ha causado, quedará «cumplido» siendo más humano y más radical lo que se pide a un cristiano o a una comunidad cristiana. En el lenguaje popular la expresión de «poner la otra mejilla» ya tiene visos de leyenda para muchos y, sin duda, así se vive porque nadie está dispuesto a hacerlo. ¿Qué pretendía, pues Jesús con todo esto? Muchos se hacen esta pregunta y no encuentran fácil respuesta. Pero la cosa es más sencilla que todo eso: se trata de radicalizar la renuncia a la violencia…
El amor a los enemigos (5,43-48) es la sexta y última antítesis de esa «plenitud» de la ley y los profetas que enmarca todo el conglomerado de las antítesis. Es la cumbre de todas ellas y el cenit de la radicalidad con que se pretendía esa plenitud de parte de Dios, revelado por Jesús.
Estamos ante lo que es la esencia y el paradigma de lo verdaderamente cristiano; no hay algo más grandioso, más específico y más difícil de vivir que amar a quien nos odia, porque los enemigos son los que nos odian. Se ha hablado mucho de la utopía del amor a los enemigos como un imposible. Es verdad que es una propuesta «utópica», porque está fuera de lo normal. En todo caso, si es una utopía, se trata de una utopía irrenunciable que debe practicarse con todas nuestras fuerzas, las que tengamos, las que sintamos…

FRASES PARA REFLEXIONAR:
• La salvación no llegará por la ley sino por el Espíritu de Dios.
• Los que han hecho las opciones por el mundo de las bienaventuranzas han hecho una elección manifiesta: ser sal de la tierra y luz del mundo.
• Sucede, a veces, que lo que está legalizado es injusto. Y contra ello está la justicia del Reino.
• No hay algo más grandioso, más específico y más difícil de vivir que amar a quien nos odia

Un fraternal saludo en el Señor.