Ventana de Formación. Nº 11. Octubre 2017

EDITORIAL

Durante este mes de Octubre tendremos la oportunidad de celebrar varias festividades, dos de ellas de carácter mariano y una de ellas con más acento jaenero.

En concreto el día 7 se celebra la Virgen del Rosario, advocación mariana a la nos une no solamente nuestro título de Hermandad sino a nuestra Comunidad de Madres Dominicas. Su fiesta fue instituida por el Papa san Pío V el 7 de Octubre, aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la Batalla naval de Lepanto (1571), atribuida a la Madre de Dios, invocada por la oración del rosario. La celebración de este día es una invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.

Posteriormente, el día 12 celebraremos el día de la Virgen del Pilar, y para casi el fin de mes, concretamente el día 18 celebraremos el día de San Lucas, día festivo para Jaén, donde podremos acudir a nuestra caseta ubicada en el recinto ferial, para que, en compañía de nuestros amigos y familiares y de todos los hermanos de nuestra Hermandad, podamos disfrutar y compartir  un buen rato de convivencia.

EVANGELIOS DEL MES DE OCTUBRE

En este primer domingo de octubre, el vigésimo sexto del tiempo ordinario, Mateo (Mt. 21,28-32), nos trae la parábola que nos habla de la hipocresía religiosa. Vamos cada día o cada domingo a la Eucaristía, escuchamos pero no ponemos en práctica las enseñanzas. La viña es el mundo, la realidad que tenemos cada día y a nosotros nos toda para cambiar esa realidad que para muchos es injusta e inhumana. El ejemplo de los dos hijos nos está diciendo cómo tenemos que actuar.

El segundo domingo, Mateo (Mt. 21,33-43), nos sigue hablando de otra parábola, haciéndonos llegar que el Reino de Dios está abierto a todos los hombres, pero para ello debemos vivir en nuestra vida la justicia, la verdad y el amor. Para Jesús no hay distinción entre personas. En definitiva, entraremos en la viña que refleja el Reino de Dios si somos buenas personas y vivimos con coherencia.

En el tercer domingo, XXVIII del tiempo Ordinario, San Mateo (Mt. 22,1.14). Esta invitación al banquete de bodas tiene tras características: la gratuidad, la generosidad, la universalidad. Son muchos los invitados, pero sucede algo sorprendente: ninguno de los escogidos acepta participar en la fiesta. La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por eso el banquete de los dones del Señor es universal, para todos. Solamente hay una condición: vestir el traje de bodas, es decir, testimoniar la caridad hacia Dios y el prójimo. La mesa de Dios es mesa compartida, abierta, llena de amor, de paz de misericordia. Es el banquete de la fraternidad, y todos, absolutamente todos, estamos invitados. No lo despreciemos.

En este cuarto domingo San Mateo (Mt. 22,15-21). El problema que trata el evangelio de hoy es uno de los problemas más antiguos que recogen la teología y la filosofía cristiana, San Agustín o Santo Tomas, son dos de los autores, entre muchos otros, que estudiaron la relación de los hombres con Dios y con el César, o lo que es lo mismo, con la Iglesia y con el Estado.  Ser creyentes, participar de la fe, nos da unas pautas concretas para llevar nuestra vida, esas mismas pautas nos tienes que ayudar a comportarnos socialmente. Creo que sería una buena recomendación para nosotros es “Ser buenos cristianos y honrados ciudadanos”, o a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.

En el último domingo de octubre, San Mateo (Mt. 22, 34-40), el evangelio nos recuerda que toda la Ley divina se resume en el amor a Dios y al prójimo. La novedad (de Jesús), consiste precisamente en poner juntos estos dos mandamientos- el amor a Dios y el amor al prójimo- revelando que son inseparables y complementarios, son las dos caras de una misma medalla. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo y no se puede amar al prójimo sin amar a Dios. El amor es la medida de la fe.

 PARA REFLEXIONAR

¿Cuánto amas tu?

¿Eres lo suficientemente generoso?

¿Somos realmente Iglesia seguidora de Cristo Resucitado?

DIA DEL DOMUND 22-OCTUBRE-2017

 “SÉ VALIENTE, LA MISIÓN TE ESPERA”

En 1926 el papa Pío XI estableció que el penúltimo domingo de octubre fuera para toda la Iglesia el Domingo Mundial de las Misiones, en favor de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe; un día para mover a los católicos a amar y apoyar la causa misionera.

Desde 1943, esta “fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal” se conoce en España como Domund (de “DOmingo MUNDial”). Este nombre ha ayudado a identificar y difundir aún más esta Jornada, de modo que su mensaje —una llamada de atención sobre la común responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización del mundo— ha calado en la profunda sensibilidad y tradición misionera de nuestro país.

El lema de este año lo podemos entender con estas breves explicaciones que nos acerca nuestro sumo Pontífice.

 “Sé valiente”. El papa Francisco invita continuamente a tener el valor de retomar la audacia del Evangelio. Coraje y valentía para salir de nosotros mismos, para resistir la tentación de la incredulidad, para gastarnos por los demás y por el Reino, para soñar con llegar al más apartado rincón de la Tierra. Es la hora de tener valor para tomar parte en la actividad misionera de la Iglesia.

“La misión te espera”. Hasta el último confín, sin límites ni fronteras. Todos estamos llamados a la misión. El anuncio del Evangelio se ha transformado en una necesidad del creyente: es como la respiración. La mayoría de los bautizados viven la misión en el lugar donde habitan, algunos son enviados por la Iglesia a otros ámbitos geográficos; pero todos sienten la necesidad de transformar su existencia en un compromiso misionero.