Ventana de Formación. Nº 12. Noviembre 2017

EDITORIAL

Nos adentramos, una vez concluida nuestra feria, en la cual hemos podido compartir en ese espacio de Hermandad que es nuestra caseta, momentos de convivencia entre nuestros cofrades y amigos, seguro que tendremos en nuestra memoria momentos de risas, bailes y charla distendida que recordaremos. También Jesús de la Piedad y María de la Estrella se hacen presentes entre nosotros en este espacio, ya que su presencia hace que esos momentos en los que compartimos amistad sean, sin duda, más intensos.

También tendremos durante este mes, concretamente los días 17. 18 y 19  la celebración del Triduo Estatutario dedicado de María Santísima de la Estrella. Nuestra madre que intercedes por todos nosotros y que nos ayuda a encontrar a su hijo amado, Jesús de la Piedad.

Asimismo a lo largo de noviembre tendremos la oportunidad de vivir tres grandes festividades, a saber, el día 1 celebraremos la festividad de todos los Santos, el día 2 la Conmemoración de los Fieles Difuntos y para concluir el mes, el último domingo día 26, tendremos la solemnidad de Cristo Rey. Concretamente en este día se cierra el tiempo litúrgico Ordinario, para adentrarnos, en el próximo mes de diciembre, en el tiempo de Adviento, que nos preparará para vivir el nacimiento de Jesús. Pero este momento lo trataremos, con mucha más intensidad, en el próximo número de esta Ventana de Formación.

EVANGELIOS DEL MES DE NOVIEMBRE

El primer domingo de Noviembre, Mateo (Mt. 23,1-12), nos habla de cómo Jesús condena la incoherencia y la falta de sinceridad en la relación con Dios y con el prójimo. Está hablando contra la hipocresía tanto de los escribas y los fariseos de aquel tiempo como de nosotros, hoy. San Mateo es claro: leer y escuchar la Palabra de Dios, cosa fácil; lo difícil es llevarla a la práctica diaria, ser constructores de paz, de justicia, y de amor. Este es el deber de todo cristiano, de toda comunidad: anunciar la Buena Noticia y, sobre todo, ser coherentes. Muchas veces las catequesis y las homilías parecen más una clase o sermón que una vivencia personal y comunitaria.

Quedan pocas semanas para finalizar este año litúrgico, y en esta ocasión San Mateo, nos continua aportando una nueva parábola en la que Jesús,  en este segundo domingo (Mt. 25,1-13), nos presenta a las diez doncellas invitadas a la boda, cinco preparadas y cinco que fueron descuidadas, recordarnos que no podemos vivir inmersos en las prisas, en nuestras cosas, pensando siempre en el futuro y recordando cosas pasadas, si no que deberíamos caer en la cuenta de vivir y disfrutar el presente, pero siempre sin olvidar que debemos estar preparados por que en cualquier momento podemos volver a vivir en la unidad con nuestro Padre Dios. Estamos preparados para vivir el presente, construyendo nuestro futuro con serenidad y confianza en Dios.  Además en este día celebraremos el día de la Iglesia Diocesana con el lema, “Somos una gran familia CONTIGO”.  Un año más, el secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia invita a colaborar con nuestra parroquia.

En el tercer domingo, XXXIII del tiempo Ordinario, celebramos la JORNADA MUNDIAL POR LOS POBRES. En este día San Mateo (Mt. 25,14-30), nos acerca la parábola de los talentos. Reflexionemos sobre las dos enseñanzas del evangelio de hoy. La primera alude al que recibió cinco monedas y a su compañero, que negoció con dos. Cada uno debe producir al máximo según lo que ha recibido de su señor. Por eso, en la parábola se felicita al que ha ganado dos talentos, porque ha obtenido unos frutos en proporción a lo que tenía. Su señor no le exige como al primero, ya que esperaba de él otro rendimiento. Igualmente se aplica a nosotros, según las posibilidades reales de cada individuo. Hay personas que tienen gran influencia sobre los demás, otras son muy serviciales, otras, en cambio, son capaces de entregarse con heroísmo al cuidado de personas enfermas, los hay con una profesión, con un trabajo, con unos estudios, con una responsabilidad concreta en la sociedad. Pero puede darse el caso del tercer siervo del evangelio: no produjo nada con su talento. A Cristo le duele enormemente esa actitud. Se encuentra ante alguien llamado a hacer un bien, aunque fuera pequeño, y resulta que no ha hecho nada. Eso es un pecado de omisión, que tanto daña al corazón de Cristo, porque es una manifestación de pereza, dejadez, falta de interés y desprecio a quien le ha regalado el talento.

En el último domingo de noviembre, San Mateo (Mt. 25,31-46). La liturgia de hoy nos invita a fijar la mirada en Jesús  como Rey del Universo. Nos muestra cómo realizó Jesús su reino; cómo lo realiza en el devenir de la historia; y qué nos pide a nosotros. Ante todo, cómo realizó Jesús su reino: lo hizo con la cercanía y la ternura hacia nosotros. El Evangelio nos recuerda que la cercanía y la ternura son la norma de vida también para nosotros, y a partir de esto seremos juzgados.

PARA REFLEXIONAR

¿Cuántas veces utilizamos a Dios para nuestro provecho personal, una vez conseguido nos olvidamos de Él?

¿Quién me asegura la vida terrena hoy, mañana o pasado?

¿Qué hacemos cada uno de nosotros con nuestros talentos?

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO

El próximo día 26 de noviembre celebraremos la fiesta de “Cristo Rey”, y desde aquí os queremos hacer llegar el significado de esta festividad.

En primer lugar marca una frontera en el año litúrgico, ya que pone fin al  tiempo Ordinario, dando paso al Tiempo de Adviento.

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.
El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.

Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre y para todos los hombres.

En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares, empresas y ambiente.

Para lograr que Jesús reine en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y los sacramentos son medios para conocerlo y de los que se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata de conocer a Cristo de una manera experiencial y no sólo teológica.

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