VENTANA DE FORMACIÓN Nº 87. SEPTIEMBRE 2025

Señor de la Piedad,  María de la Estrella, quiero empezar esta oración agradeciéndote por el hermoso regalo de la vida, por mi familia, por mis amigos y por habernos permitido la dicha de despertar en este nuevo mes de septiembre.

Desde la Vocalía de Formación volvemos tras el descanso estival. Nos encontrarnos, un mes más, con las Ventanas de Formación con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año. Comienza la actividad cofrade con la Fiesta de Estatutos en honor a María Santísima de la Estrella, el día 8. El 12 septiembre se celebrará la tradicional Cena Benéfica Piedad y Estrella. Jornada solidaria de y de hermanamiento a partes iguales.

Este mes está de enhorabuena nuestra Hermandad Dominica y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Piedad, en su Sagrada Presentación al Pueblo, María Santísima de la Estrella, Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo de Guzmán, pues tiene lugar las celebraciones en honor de una de nuestros titulares. El Besamanos a Nuestra Señora del Rosario será el 14 y el 26, el comienzo de los tres días del Triduo a Nuestra Señora del Rosario, hasta el día 28.

SIGNIFICADOS:

¿Qué celebramos en SEPTIEMBRE?

8 septiembre

La Natividad de la Virgen es una de las fiestas marianas más antiguas. Se cree que su origen está ligado a la fiesta de la dedicación, en el siglo IV, de una antigua basílica mariana de Jerusalén. La tradición nos dice que en este lugar estuvo la casa de los padres de María, Joaquín y Ana, donde nació la Virgen.

Esta fiesta tuvo ya su inicio en Roma en el siglo VIII. Siendo exactos, es la tercera fiesta de «natividad» en el calendario, que conmemora la Natividad de Jesús (25 de diciembre, Navidad); la de San Juan Bautista (24 de junio) y la de la Santísima Virgen María, el 8 de septiembre. En los Evangelios no hay datos que confirmen esta fecha ni los nombres de los padres de María, que la tradición toma del Protoevangelio de Santiago, un escrito apócrifo del siglo II.

Lo de septiembre hay que buscarlo en la ciudad de Milán, que se remonta al siglo X. La catedral, dedicada a «María naciente», fue consagrada en 1572 por San Carlos Borromeo. Y siempre en Milán, en la calle Santa Sofía, se encuentra el santuario donde se conserva una imagen de María recién nacida, custodiada por las Hermanas de la Caridad de las Santas Bartolomea y Vicenta. En su historia encontramos un milagro sucedido el 9 de septiembre de 1884: la curación de la postulante Giulia Macario, que llevaba varios días muy enferma. La devoción popular a esta imagen se extendió como resultado de las numerosas gracias obtenidas.

14 septiembre

La Exaltación de la Cruz. El 13 de septiembre del año 335 se dedicó en Jerusalén la iglesia de la Resurrección y del Martyrium. Al día siguiente, en una solemne ceremonia, se expuso la cruz que la emperatriz Helena había encontrado el 14 de septiembre de 320.

En el año 614, Cosroe II, rey de los persas, declara la guerra al imperio bizantino. Tras ocupar Jerusalén, se llevó, entre sus tesoros, la Cruz de Jesús. El emperador Heraclio propuso la paz a Cosroe, pero éste rechazó la oferta. Ante la negativa, Heraclio le hizo la guerra, y en el año 627 venció la batalla de Nínive. Tras la caída de Cosroe, Heraclio exigió a su sucesor la devolución de la Cruz, que regresó así a Jerusalén.

15 septiembre

La devoción a la Mater Dolorosa, muy extendida sobre todo en los países mediterráneos, se desarrolló a partir de finales del siglo XI. El Papa Pío VII introdujo la celebración en el calendario litúrgico romano en 1814; y Pío X fijó la fecha definitivamente en el 15 de septiembre.

Testimonio de la antigüedad de esta devoción es el Stabat Mater, atribuido al Beato Jacopone da Todi (1230-1306). En el s. XV encontramos las primeras celebraciones litúrgicas de María dolorosa al pie de la Cruz. No hay que olvidar que en 1233 se fundó la Orden de los frailes «Siervos de María», que contribuyó en gran medida a la difusión del culto a Nuestra Señora de los Dolores. En 1692, el Papa Inocencio XII autorizó la celebración de los Siete Dolores de la Santísima Virgen el tercer domingo de septiembre. En 1814, el Papa Pío VII extendió esta fiesta litúrgica a toda la Iglesia, incluyéndola en el calendario romano. Finalmente, en 1913 el Papa Pío X fijó la fecha definitiva en el 15 de septiembre, justo después de la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre), cambiando el nombre de la Memoria: de los “Siete Dolores” a “Nuestra Señora de los Dolores”.

Evangelios del mes de  SEPTIEMBRE

Primer domingo

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

Lucas 14, 25-33

El discípulo de Jesús renuncia a todos los bienes porque ha encontrado en Jesús el Bien más grande, en el que cualquier bien recibe su pleno valor y significado. Para explicar esta exigencia, Jesús usa dos parábolas: la de la torre que se ha de construir y la del rey que va a la guerra. Aquí, Jesús no quiere afrontar el tema de la guerra, es sólo una parábola. Esta palabra del Señor nos toca en lo vivo, y en esencia nos dice: existe una guerra más profunda que todos debemos combatir. Es la decisión fuerte y valiente de renunciar al mal y a sus seducciones y elegir el bien, dispuestos a pagar en persona. Es la guerra profunda contra el mal. ¿De qué sirve declarar la guerra, tantas guerras, si tú no eres capaz de declarar esta guerra profunda contra el mal? No sirve para nada. No funciona… Esto comporta, entre otras cosas, decir no al odio fratricida y a los engaños de los que se sirve. Estos son los enemigos que hay que combatir, unidos y con coherencia, no siguiendo otros intereses si no son los de la paz y del bien común.

Segundo domingo

Lectura del santo evangelio según san Juan

Juan 3, 13-17

Ha llegado a nosotros la serpiente que salva: Jesús, que, elevado sobre el mástil de la cruz, no permite que las serpientes venenosas que nos acechan nos conduzcan a la muerte. Ante nuestras bajezas, Dios nos da una nueva estatura; si tenemos la mirada puesta en Jesús, las mordeduras del mal no pueden ya dominarnos, porque en la cruz, ha tomado sobre sí el veneno del pecado y de la muerte, y ha derrotado su poder destructivo. Esto es lo que ha hecho el Padre ante la difusión del mal en el mundo; nos ha dado a Jesús, que se ha hecho cercano a nosotros como nunca habríamos podido imaginar: Esta es la infinita grandeza de la divina misericordia: Jesús que se ha “identificado con el pecado” en favor nuestro, Jesús que sobre la cruz —podríamos decir— “se ha hecho serpiente” para que, mirándolo a Él, podamos resistir las mordeduras venenosas de las serpientes malignas que nos atacan.

Porque desde la Cruz de Cristo aprendemos el amor, no el odio; aprendemos la compasión, no la indiferencia; aprendemos el perdón, no la venganza. Los brazos extendidos de Jesús son el tierno abrazo con el que Dios quiere acogernos. Y nos muestran la fraternidad que estamos llamados a vivir entre nosotros y con todos.

Tercer domingo

Lectura del santo evangelio según san Lucas

Lucas 16, 1-13

El evangelio de hoy es uno de los momentos más sociales de la obra de Lucas. Quiere mostrar el planteamiento nuevo de cómo los discípulos tienen que comportarse en este mundo, en el que uno de los valores más deseados por todos es la riqueza (lo que es lo más estimable para los hombres). El ejemplo del administrador sagaz, listo, inteligente, que no injusto propiamente hablando, es el punto de partida de toda la enseñanza. Aquí se desestabiliza prácticamente la tradición representada por los fariseos, justificada desde hacía tiempo por la tesis de que la riqueza era considerada como una bendición de Dios.

Al final de la parábola del administrador sagaz, plantea el interrogante de cómo ha podido ser alabado un hombre que ha actuado de forma y manera que la fortuna del «hombre rico» va a quedar reducida, ya que los dos casos que se nos presentan solamente sirven de modelo paradigmático de todos los deudores. La parábola, muy probablemente, ha sido transformada desde una historia singular de un administrador de un hombre rico, a una narración en la que indirectamente está presente Dios como «señor», quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. Esa es la razón por la cual es alabado el administrador tras haber sido informado «el señor» de su proceder. Porque este Señor de la parábola no es un vulgar terrateniente, que acumula riquezas injustamente, sino el dueño del mundo.

El administrador, por el contrario, es un ejemplo. Él ha podido enriquecerse sin medida y, sin embargo, a la hora de entregar las cuentas de su administración, se encuentra con las manos vacías. En lo único en que puede confiar es en haber actuado con prudencia, con sagacidad, con sabiduría y equidad con los deudores. Con las riquezas, lo que uno debe pretender es hacerse amigos, haciendo el bien, en vez de acumular poder. Esto es, en verdad lo más práctico, lo más justo y lo más positivo que los cristianos deben hacer con los bienes que Dios nos ha encomendado en este mundo. No se puede hacer amigos, si no es compartiendo con ellos los bienes; es la mejor manera de usar las riquezas. Lo contrario, además de ser un escándalo en la perspectiva del Reino, nos cierra el futuro que está en las manos de Dios.

Cuarto domingo

Lectura del santo Evangelio según San Lucas

Lucas 16, 19-31

El evangelio de Lucas cierra el famoso capítulo social que el domingo pasado planteaba cuestiones concretas para los cristianos, como el amor al dinero o a las riquezas y la actitud que se debe mantener. Se cierra con la famosa parábola del pobre Lázaro y el rico epulón, que es lo opuesto a la parábola con la que se abría el mismo. El rico epulón es el motivo para poner de manifiesto, en la mentalidad de Lucas, lo que espera a los que no son capaces de compartir sus riquezas con los pobres. Y no ya solamente dando limosnas, sino que la parábola es mucho más concluyente: la situación de Lázaro se produce por la actitud del que se viste de púrpura y lino y celebra grandes fiestas. Esta narración parabólica da mucho de sí para hablar, hoy más que nunca, de las diferencias sociales; del empobrecimiento mundial, de la deuda que muchos pueblos del Tercer y Cuarto mundo no pueden soportar. Y se hablará, incluso, del “infierno” que muchos se merecen…

La culpabilidad del rico siempre está en oposición a alguien que vive miserablemente y a quien él debería haber sacado de ese mal. De ahí que la figura de Lázaro, el pobre, aparezca en toda la narración como punto de referencia del rico, no solamente mientras están los dos en este mundo, sino muy especialmente en el más allá.

La acumulación de riquezas es injusta; pero es más injusta todavía cuando al lado (y hoy, al lado, por los medios de comunicación, son miles de kilómetros) hay personas que ni siquiera tienen las migajas necesarias para comer. A nosotros nos parece que la culpabilidad de los ricos (o de los pueblos ricos) que se comportan frente a los miserables como el de nuestro ejemplo está absolutamente presente desde el principio al final de la narración.

Un fraternal saludo en el Señor

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