VENTANA DE FORMACIÓN 45. MARZO 2021

Señor de la Piedad, los adoquines de tus calles dominicas se han llenado de hierba por la ausencia del paso de tus costaleros. Ya esperan en flor un año entero…

Estrella, los balcones de tu barrio se han secado de pétalos en lluvia sobre tu palio por las esquinas de tus callejones dominicos. Ya esperan en flor un año entero…

Desde la Vocalía de Formación, volvemos a encontrarnos, un mes más, con las Ventanas de Formación, con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año.
Marzo ha llegado en CUARESMA. El camino que nos lleva a un destino seguro, la Pascua de Resurrección, va a quedarse por segundo año consecutivo sin la presencia de nuestros Sagrados Titulares, Piedad y Estrella, bendiciendo con Su presencia a todos los devotos. La dramática situación pandémica en la que nos encontramos parece remitir por la llegada de la ansiada vacuna y todo gracias a los esfuerzos que han hecho muchas personas por el prójimo, a pesar de los que no han hecho nada más que obstaculizar. A unos que Dios se lo premie, a otros que Dios se lo demande. Habrá que esperar un año más para tan ansiado momento, corazón del sentir cofrade, el paso de Jesús y Estrella por las calles llenas de la esperanza de Su paso benefactor. Aún así, con toda las consabidas medidas higiénicas, los actos cofrades de nuestra Hermandad Dominica y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Piedad, en su Sagrada Presentación al Pueblo, María Santísima de la Estrella, Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo de Guzmán van a continuar.

El día 5 de marzo comenzó en la Iglesia de La Merced, a las 19:00 Horas, el Triduo a Jesús de la Piedad, que culminó el día 7. El resto de eventos cofrades como es el caso de la presentación del Boletín Estrella y Cartel o la tradicional Comida de Hermandad, por los consabidos motivos sanitarios, no ha podido llevarse a cabo. Aún así el tiempo se abre paso a pesar de todo. La Cuaresma es un tiempo para intensificar la vida de espíritu donde debe estar presente el ayuno, la oración y la limosna.

SIGNIFICADOS
Llegado el momento de la Cuaresma y la proximidad de una Semana Santa de 2021 sin procesiones en la calle, para no olvidar (que es imposible) el sentimiento que produce un Domingo de Ramos, podemos hablar de alguno de los significados de los cientos y antiquísimos elementos que conforman nuestra Semana Mayor. Una de la cosas que más vamos a echar de menos es el tintineo de los rosarios en el palio de María Santísima de la Estrella. Ese grandioso palio que la acompaña en su salida procesional. Según el DRAE, el palio es:
“Especie de dosel colocado sobre cuatro o más varas largas, bajo el cual se lleva procesionalmente el Santísimo Sacramento, o una imagen, y que es usado también por el papa, algunos prelados y algún jefe de Estado”.
Hoy en día el paso de Virgen está formado por un dosel o baldaquino sostenido por doce varales; que comprende un techo sobre bastidor al que se le adosan a los lados las bambalinas; pudiendo estas ser de muy diversa tipología. Todo esto está montado sobre una parihuela cubriéndose parte de esta por los faldones; el palio propiamente dicho es el dosel y los varales, produciéndose el llamar al todo por la parte.
Los Orígenes de representar a las vírgenes bajo palio hay que remontarlo a la liturgia de las iglesias católicas orientales (ritos ortodoxos) en las que se usaba un baldaquino (del italiano baldacchino, que a su vez viene de la palabra homónima con la que se designaba al tejido con el que se formaba, y que debe su nombre al hecho de proceder de Bagdad, en italiano antiguo Baldac o Baldacco, capital del actual Irak) en forma de cúpula de ricas telas que se llevaba sujeto por varios palos portados por varias personas, para cubrir el Santísimo Sacramento, reliquias, sacerdotes de la alta jerarquía, o reyes, para protegerlos de la lluvia en las procesiones. De un origen puramente litúrgico, por extensión se utilizo en ciertas solemnidades para resguardar a los monarcas en sus desplazamientos. Y es en ese contexto de protección de la realeza se sitúa la creación iconográfica de poner a nuestras vírgenes bajo Palio; pues si los reyes van bajo palio, mas derecho tiene la Virgen de ir bajo ellos, ya que la Virgen Maria es Reina de los Cielos. (Regina Coeli) Aunque desde el siglo IV se acepta la soberanía de nuestra Madre por teólogos, santos y doctores de la Iglesia, es Pio XII quien en 1954 instituye en el calendario litúrgico la realeza de Maria, el 22 de Agosto (aunque en un principio se asignó al 31 de Mayo). El lema de esta celebración es: Honrando a María Nuestra Reina, honramos a Cristo nuestro Rey y obtenemos vida eterna en el reino celestial.
Existen pinturas del siglo XV y del XVI en las que se observan procesiones eucarísticas, en las cuales el sacerdote lleva la sagrada Eucaristía bajo la protección del palio, sin embargo, no se conservan, de aquella época, imágenes de la Virgen con este dosel en sus andas. El Paso de Palio nace en Sevilla y el primer documento gráfico de su utilización nos lo da la Hermandad del Silencio en un grabado antiguo que data de 1611. La primera cofradía en utilizar el Palio adosado a un paso fue, según la tradición, la Soledad de San Lorenzo. Tras los primeros y añejos Palios, éstos han tenido una espectacular evolución a lo largo de los siglos hasta llegar a su portentosa configuración actual. Los primeros palios sólo tienen cuatro varales (hoy nos parecen templetes), después tienen seis, ocho… hasta llegar a los doce que tienen en la actualidad. La introducción del Palio en los Pasos de Vírgenes sevillanas, y como todo cambio que se produce en un mundo tan tradicionalista como es el de las cofradías, no fue unánimemente aceptado. Hubo quién consideró que su uso debería reservarse exclusivamente para el Santísimo Sacramento. De todas formas no fue un capricho. La mayoría de las piezas de nuestras cofradías, tienen una simbología muy marcada. Sin ir más lejos, en el Paso de Palio, los doce varales representan a los doce apóstoles. La cara interior del palio o cielo, además de bordada puede ir decorada con un medallón central con el Espíritu Santo, motivos marianos o el escudo de la corporación (la gloria). Los varales dividen la superficie del paño en unidades con caídas en punta que dan la sensación de un tejido de extraordinaria riqueza pero también de extrema movilidad, capaz de visualizar la conjunción de música y movimiento de las andas.
Los varales, aparte del número, fueron cuatro y ahora son doce, también han cambiado mucho en su aspecto y en el acabado. Los varales de principio de siglo tenían unos basamentos muy simples, si es que los tenían. Los tubos eran todos muy delgados y lisos. Y siempre se remataban con una perilla. A mediados de los años cuarenta comenzó a cuidarse mucho todos los elementos de los pasos. Cada pieza, cada elemento de esa pieza, se estudiaba y se realizaba como si fuera pieza única, independiente. En estos años comenzaron a cincelarse o repujarse los tubos. Y para los basamentos cada Hermandad exigía de los orfebres más atrevimiento y mucha originalidad. En cuanto a los remates nadie quería perillas; y aparecieron sobre los varales jarros, ángeles, escudos… Pese a todo, los varales sólo son el soporte de otra parte del paso. De una parte sorprendente y muy original, que le da nombre a todo el conjunto, el palio.

REFLEXIÓN:
Reina del cielo, alégrate, aleluya.
Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
Ha resucitado según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya

EVANGELIOS DEL MES DE MARZO
Primer Domingo: Evangelio: Juan (2,13-25): Jesús busca una religión de vida
El relato de la expulsión de los vendedores del templo, en la primera Pascua “de los judíos” que Juan menciona en su obra, es un marco de referencia obligado del sentido de este texto joánico. Es de esa manera como se construyen algunas ideas de nuestro evangelio: Pascua, religión, mesianismo, culto, relación con Dios, vida, sacrificios. Jesús expulsa propiamente a los animales del culto. No debemos pensar que Jesús la emprende a latigazos con las personas, sino con los animales; Juan es el que subraya más este aspecto. Los animales eran los sustitutos de los sacrificios a Dios. Por tanto, sin animales, el sentido del texto es más claro: Jesús quiere anunciar, proféticamente, una religión nueva, personal, sin necesidad de “sustituciones”. Por eso dice: “Quitad esto de aquí”.
Desde luego, es un acto profético y no podemos menos de valorarlo de esa forma: en el marco de la Pascua, la gran fiesta religiosa y de peregrinación por parte de los judíos piadosos a Jerusalén. Está ahí, en el corazón del evangelio, para ser una crítica de nuestra “religión” sin corazón con la que muchas veces queremos comprar a Dios. Es la condena de ese tipo de religión sin fe y sin espiritualidad que se ha dado siempre y se sigue dando frecuentemente. Ahora, Jesús, con esta acción simbólico-profética, como hacían los antiguos profetas cuando sus palabras no eran atendidas, quiere llevar a sus últimas consecuencias el que la religión del templo, donde se adora a Dios, no sea una religión de vida sino de… vacío. Por eso mismo, no está condenando el culto y la plegaria de una religión, sino que se haya vaciado de contenido y después no tenga incidencia en la vida.
Este episodio no es otra cosa que la propuesta de Jesús de una religión humana, liberadora, comprometida e incluso verdaderamente espiritual. Aquí, con este episodio (aunque no sólo), lo sabemos, Jesús se jugó su vida en “nombre de Dios” y le aplicaron la ley también “en nombre de Dios”. ¿Quién llevaba razón? Como en el episodio se apela a la resurrección (“en tres días lo levantaré”), está claro que era el Dios de Jesús el verdadero y no el Dios de la ley. Esta es una diferencia teológica incuestionable, porque si Dios ha resucitado a Jesús es porque no podía asumir esa muerte injusta. Pero sucede que, a pesar de ello, los hombres seguimos prefiriendo el Dios de la ley y la religión del templo y de los sacrificios de animales. Jesús, sin embargo, nos ofreció una religión de vida.
Segundo Domingo: Evangelio: Juan (3,14-21): De la noche a la luz, con Cristo
El evangelio, sobre el diálogo con Nicodemo, el judío que vino de noche (desde su noche de un judaísmo que está vacío, como se había visto en el relato de las bodas de Caná), para encontrar en Jesús, en su palabra, en su revelación, una vida nueva y una luz nueva, es una de las escenas más brillantes y teológicas de la teología joánica. Es importante tener en cuenta que Nicodemo es un alto personaje del judaísmo, aunque todo eso no esté en el texto de hoy que se ha centrado en el discurso de Jesús y en sus grandes afirmaciones teológicas, probablemente de las más importantes de este evangelio.
Aportan, pues, una reflexión del evangelista y no palabras de Jesús propiamente hablando. Esto puede causar sorpresa, pero es una de las ideas más felices de la teología cristiana. Dios ha entregado a su Hijo al mundo. En esto ha mostrado lo que le ama. Además, Dios lo ha enviado, no para juzgar o condenar, sino salvar lo que estaba perdido.
El evangelio de Juan es muy sintomático al respecto, ya que usa muchas figuras y símbolos (el agua, el Espíritu, la carne, la luz, el nacer de nuevo, las tinieblas) para poner de manifiesto la acción salvadora de Jesús. El diálogo es de gran altura, pero en él prevalece la afirmación de que el amor de Dios está por encima de todo. Aquí se nos ofrece una razón profunda de por qué Dios se ha encarnado: porque ama este mundo, nos ama a nosotros que somos los que hacemos el mundo malo o bueno. Dios no pretende condenarnos, sino salvarnos. Dios no lleva al destierro, Dios no condena, Dios, por medio de su Hijo que los hombres hemos “elevado” (para usar la terminología teológica joánica del texto) a la cruz, nos salva y seguirá salvando siempre. El juicio no está en que al final se nos declare buenos o perversos, sino en aceptar la vida y la luz donde está: en Jesús
Tercer Domingo: Evangelio (Juan 12,20-33): La hora de la verdad es la hora de la muerte y ésta, de la gloria
El texto de Juan nos ofrece hoy una escena muy significativa que debemos entender en el contexto de toda la «teología de la hora» de este evangelista. La suerte de Jesús está echada, en cuanto los judíos, sus dirigentes, ya han decidido que debe morir. Pero el Jesús del evangelio de Juan no se deja dar muerte de cualquier manera; no le roban la vida, sino que la quiere entregar El con todas sus consecuencias. Por ello se nos habla de que habían subido a la fiesta de Pascua unos griegos, es decir, unos paganos simpatizantes del judaísmo, “temerosos de Dios”, como se les llamaba, que han oído hablar de Jesús y quieren conocerle, como le comunican a Felipe y a Andrés. Es entonces cuando Jesús, el Jesús de san Juan, se decide definitivamente a llegar hasta las últimas consecuencias de su compromiso. El judaísmo, su mundo, su religión, su cerrazón a abrirse a una nueva Alianza había agotado toda posibilidad.
Muchos comentaristas han visto aquí, adelantado, el Getsemaní de Juan que no está narrado en el momento de la Pasión. En eso caso puede ser considerado como la preparación para la “hora” que en Juan es la hora de la muerte y esta, a su vez, la hora de la gloria. Ya está decidida la muerte, pero esa muerte no llega como ellos creen que debe llegar, sino con la libertad soberana que Jesús quiere asumir en ese momento. Por tanto, era como si se Él esperara un momento como este para ir a la muerte: ha llegado la hora que se ha venido preparando desde el comienzo del evangelio, es la hora de la verdad, de la pasión-glorificación. Y Jesús, con una conciencia absoluta de su misión, nos habla del grano de trigo, que si no cae en tierra y muere, no puede dar fruto. La vida verdadera solamente se consigue muriendo, dándola a los demás. Sino porque la muerte de Jesús le confiere un poderío inconmensurable. La muerte no se la imponen, no es la consecuencia de un juicio injusto o inhumano, sino porque es el mismo Jesús quien la “busca” como el grano de trigo que necesita morir para “tener vida” y porque provoca el juicio sobre el mundo, sobre la falsedad del poder y la mentira del mundo. La hora de Jesús es la hora de la cruz, porque es la hora de la verdad de Dios. Y entonces, la mentira del mundo quedará al descubierto. Pero Jesús “atraerá” a todos los hombres hacia El, hacía su hora, hacia su verdad, hacia su vida nueva.
Cuarto Domingo: Evangelio Marcos (14-15): Pasión según San Marcos
Hoy la lectura de la Pasión según san Marcos debe ser valorada en su justa medida. La lectura, en sí, debe ser “evangelio” mismo y nosotros, como las primeras comunidades para las que se escribió, debemos poner los cinco sentidos y personalizarla. La pasión según San Marcos es el relato más primitivo que tenemos de los evangelios, aunque no quiere decir que antes no hubiera otras tradiciones de las que él se ha valido. El marco es las fiestas de Pascua que se estaban preparando en Jerusalén (faltaban dos días) y los sumos sacerdotes no querían que Jesús muriera durante la “fiesta”, tenía que ser antes; el relato, no obstante, arreglará las cosas para que todo ocurra en la gran fiesta de la Pascua de los judíos. Los responsables, dice el texto, “buscaban cómo arrestar a Jesús para darle muerte!. Era lo lógico, porque era un profeta que iba muy por libre. Era un profeta que estaba en las manos de Dios. Esto era lo que no soportaban. Marcos estructura el relato de la pasión y muerte de Jesús con un tríptico introductorio (14,1-11), seguido de dos relatos en paralelo, situados el mismo día (14,12), que le sirven para mostrar la misma realidad bajo dos aspectos diferentes. En el primer relato (14,12-26) se expone en clave teológica la voluntariedad y el sentido de la entrega de Jesús (eucaristía); en el segundo (14,17-15,47) describe su entrega en forma narrativa. El tríptico introductorio está enmarcardo por la decisión de los dirigentes de dar muerte a Jesús (14,1-2) y la traición de Judas (14,10-11); en medio se encuentra la escena de la unción en Betania (14,3-9). El primer relato de la pasión (14,12-26), en clave teológica, forma también un tríptico, enmarcado por la preparación de la última cena (14,12-16) y la eucaristía (14,22-26); en el centro, la denuncia del traidor (14,17-21), en contraste con la figura de la mujer que unge la cabeza de Jesús (14,3-9). Este primer relato expresa la voluntariedad de la entrega y muerte de Jesús. Al ofrecer a los discípulos «su cuerpo» (= su persona), los invita a tomarlo a él y a su actividad como norma de vida; él mismo les dará la fuerza suficiente para ello (pan/alimento). Al darles a beber «su sangre», expresión de su entrega total, los invita a comprometerse, como él, en la salvación y liberación de los hombres, sin regateos y sin miedo a la muerte. El relato termina encaminándose todos hacia el Monte de los Olivos, símbolo del estado glorioso (cfr. 11,1; 13,3) que constituye la meta de Jesús y de todos cuantos lo sigan en el compromiso. El segundo relato de la pasión (14,27-15,47), en forma narrativa, se compone de un tríptico inicial (14,27-52) y tres secciones: el juicio ante el Consejo Judío (14,53-72), el juicio ante Pilato (15,1-21), y la ejecución de la sentencia (15,22-47).
El tríptico inicial consta: a) 14,27-31: predicción de la huida de los discípulos y anuncio de la negación de Pedro, b) 14,32-42: llegada a Getsemaní; oración de Jesús e insolidaridad y distanciamiento de los discípulos; Jesús desea un final diferente, pero acepta desde el principio lo que el Padre decida; el Padre no puede impedir su final porque su amor al hombre no fuerza la libertad humana, c) 14,43-50: prendimiento de Jesús y defección de todos los discípulos; hay un intento de defender a Jesús con la violencia, que él rechaza tajantemente; la detención de Jesús muestra la mala conciencia de las autoridades judías, que no se han atrevido a apresarlo en público. El tríptico termina con un colofón (14,51-52), mediante el cual, en el momento de comenzar la pasión. La tercera sección (15,22-47) describe la crucifixión, muerte y sepultura de Jesús.

El recorrido por los relatos de la pasión del Señor, que Marcos ha preparado con tres anuncios a través de su marcha hacia Jerusalén, no debería sorprender a sus discípulos, pero, sin embargo, les desconcertará de tal modo, que abandonarán a Jesús, lo negarán, como en el caso de Pedro, y marcharán Galilea. Parece como si la última cena con los suyos no hubiera sido más que un encuentro al que estaban acostumbrados, cuando en ella Jesús les ha adelantado su entrega más radical. A la hora de la verdad, en el Calvario, no estarán a su derecha los hijos del Zebedeo, como arrogantemente le habían pedido al maestro camino de Jerusalén (10,35-40), sino dos malhechores. Esto obliga a Marcos a que el reconocimiento de quién es Jesús, en el momento de su muerte, lo pronuncie un pagano, un ateo, el centurión del pelotón romano de ejecución, quien proclama: «verdaderamente este hombre era el hijo de Dios» (15,39).
Todos los aspectos de la lectura de la pasión en Marcos, entre otros muchos posibles, muestran esa teología de gran alcance cristiano, semejante a aquella que encontramos en Pablo, en la carta a los Corintios: «su fuerza se revela en la debilidad». Es lo que se ha llamado, con gran acierto, la sabiduría de la cruz, que es una sabiduría distinta a la que buscaban los griegos y los judíos. El Dios de la cruz, que es el que Marcos quiere presentarnos, no es Dios por ser poderoso, sino por ser débil y crucificado. Es evidente que este es un Dios que escandaliza; por ello se ha permitido que sea un pagano quien al final de la pasión, en el fracaso aparente de la muerte, se atreva a confesar al crucificado como Hijo de Dios. Sin duda que el relato de la pasión de Marcos busca su punto más alto en la muerte de Jesús como una «teofanía», en cuanto revela el poder de Dios que se manifiesta en la debilidad. Marcos pone de manifiesto, pues, que la lógica de Dios es muy distinta de la lógica humana.
FRASES PARA REFLEXIONAR:
• la propuesta de Jesús de una religión humana, liberadora, comprometida e incluso verdaderamente espiritual.
• prevalece la afirmación de que el amor de Dios está por encima de todo
• Ya está decidida la muerte, pero esa muerte no llega como ellos creen que debe llegar, sino con la libertad soberana que Jesús quiere asumir en ese momento.
• «su fuerza se revela en la debilidad»

Un fraternal saludo en el Señor.