Ventana de Formación. Nº6. Marzo 2017

EDITORIAL

Nos asomamos por primera vez desde esta ventana al tiempo litúrgico de Cuaresma. Es un motivo más de satisfacción que lleguemos a todos vosotros, cofrades de Piedad y Estrella, para acercaros un poco más el significado cristiano y cofrade de lo que significa este camino de preparación en el que encontraremos signos de misericordia que nos llevará a la Resurrección Gloriosa de nuestro Señor Jesucristo.

Comenzará este mes con la celebración, el próximo día 1, del miércoles de Ceniza. Comencemos este camino cuaresmal haciendo propósito de conversión y de hacer realidad las tres obras de piedad. Limosna, oración y recomendando las privaciones voluntarias de todo aquello que puede ser superfluo en nuestro quehacer diario.

El día 13 se conmemora el IV Aniversario de la elección del Papa Francisco como sumo pontífice que rige los designios de la Iglesia de Cristo en la Tierra, oremos por él en este tiempo cuaresmal para nos sirva de guía y motor de nuestra Fe.

El día 19, San José, se celebra también el día del Seminario., y por último el día 25 se festeja la Solemnidad de la Anunciación del Señor, declarado también Jornada Pro-Vida.

Evangelios del mes de MARZO

Comenzamos, en el primer domingo de Cuaresma con el evangelio de Mateo (4,1-11), el cual nos presenta cada año las tentaciones de Jesús. El tentador busca apartar a Jesús del proyecto del padre. Estas tentaciones también las tenemos nosotros a lo largo de nuestra vida, a las cuales no debemos sucumbir porque nos apartamos del camino de Dios, y para ello disponemos de una herramienta necesaria como es seguir la palabra de Dios, tal y como Jesús lo hizo, atendiendo siempre a la voz del Padre, ya que en todo momento pensó en el Reino de Dios como proyecto de paz y justicia para todos. Por tanto actuemos como Jesús e imitemos su actitud y tomemos conciencia para hacer un mundo mas humano.

En el segundo, Mateo (Mt. 17,1-9), nos habla de la Transfiguración. Dios se manifiesta para decirnos que Jesús es su Hijo amado. Dios nos dice que escuchemos a su Hijo, que le prestemos atención y que sólo a Él debemos seguir. No debemos dejarnos embaucar por nadie, ni poner nuestras esperanzas y amor en otra persona que no sea Jesús. Dejémonos abrazar por Jesús y escuchemos a Jesús en nuestro interior, y así nos sentiremos amados y acogidos por Él. El camino de Jesús siempre nos lleva a la felicidad, habrá en medio una cruz o algunas piedras que nos hagan el camino más dificultoso, pero al final nos lleva siempre a la alegría. Jesús nos prometió la felicidad y nos la dará si seguimos su camino.

En este tercer domingo de cuaresma, el evangelio que nos presenta San Juan (Jn. 4,5-42), es un texto difícil por su extensión y por su simbología. Nos presenta a la Samaritana que da agua a Jesús. Esta mujer ha descubierto la fe y se pone en manos de Dios, sin embargo nosotros nos alejamos cada vez más. Muchas personas ni siquiera tienen intención de acercarse a Él, al revés, no les interesa, pasan sin dejar que el amor infinito de Dios entre en sus vidas.

Debemos, por tanto reflexionar de cómo se encuentra nuestra fe, y para ello si no queremos sucumbir, debemos crecer más en ella y sentir cada día más la alegría del evangelio y conocer más a Dios.

Y llegamos al cuarto domingo de cuaresma, el evangelista Juan (Jn, 9,1-41), nos narra el encuentro de Jesús con el ciego de nacimiento. El ciego al creer en Jesús, colabora con su curación. Su fe ha obrado un milagro, y su vida da un cambio radical, ya no será indigno, ya no será un excluido de la sociedad. No debemos de pasar de aquellas personas que son de otra escala social, que practican una religiosidad distinta a la nuestra, de las personas mayores y enfermos que necesitan cariño y acogida, y sin embargo, ahí en donde está Jesús. Lo encontramos en el amor, en el perdón, en la entrega generosa y sobre todo en amar a los excluidos de la Iglesia y de la sociedad en general.

PARA REFLEXIONAR

¿Hacemos oídos sordos a todo lo que nos rodea y anteponemos nuestras necesidades ante cualquier situación que nos encontremos en nuestro día a día?

Para ser verdaderos cristianos ¿nos dejamos abrazar por Jesús?

¿Nos miramos en nuestro interior, tal y como expresa la simbología del pozo en el evangelio y ver en quién ponemos nuestra fe?

¿Debemos graduarnos la vista para ver mejor a Jesús en cada una de las situaciones que necesitemos claridad para ser testimonio auténtico del Evangelio?

Miércoles de Ceniza

«Convertios y Creed en el Evangelio»

El Miércoles de Ceniza es el día en el que comienza la Cuaresma. En este día se impone la ceniza, hecha de los ramos de olivo o de palmas, bendecidos en el Domingo de Ramos del año precedente.

El comienzo de los cuarenta días de penitencia, se caracteriza por el austero símbolo de la imposición de la ceniza. Este gesto, tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios.

Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal.

Es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

Cuando el sacerdote nos impone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se impone a los niños y a los adultos.

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