VENTANA DE FORMACIÓN 32. DICIEMBRE 2019

Señor de la Piedad, que en Belén te hiciste hombre a tu propia imagen y semejanza, bendícenos como Divino Niño Jesús y aléjanos del pecado.
Estrella, que en Belén fuiste espejo de madre, ruega por nosotros sin cesar, para que nunca dejemos de ser ese pequeño bebé que vino a salvar al mundo.

Desde la Vocalía de Formación, volvemos a encontrarnos, un mes más, con las Ventanas de Formación, con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año. En esta ocasión, el mes de diciembre es, sin duda, uno de los más esperados, destacados y celebrados de todo el año litúrgico. Nuestra hermandad inicia con la ilusión de siempre estas fechas tan señaladas. Esta serie de actos comienza con la Fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 diciembre, que se conmemorará en la celebración de la Santa Misa en la Iglesia de la Purísima Concepción a las 9:00. La tradicional Misa del Gallo, el 24 diciembre, se celebrará a las 20:00, igualmente en la Iglesia de la Purísima Concepción. Por otro lado, nuestra vocalía organiza la charla de formación: “El Belén, fe y tradición”, que tendrá lugar el 27 diciembre de 18:00 a 19:30 en el locutorio del convento. Sin olvidar el carácter festivo de esta época, se organiza, como viene siendo habitual en estos últimos años, una gran zambombada, el 28 diciembre de 20:00 a 23:30, para conmemorar el Día de los Santos Inocentes.

SIGNIFICADOS:
Cada 28 de diciembre la Iglesia celebra el Día de los Santos Inocentes, en conmemoración a la matanza perpetrada bajo las órdenes del rey Herodes en contra de decena de niños menores de dos años.
Según señala el Evangelio de San Mateo (2, 16), Herodes llamó a los Sumos Sacerdotes para preguntarles en qué sitio exacto iba a nacer el rey de Israel, aquel que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: «Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: «Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel» (Miq. 5, 1).
Entonces Herodes se propuso averiguar exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo dijo a los Reyes Magos: «Vayan y averigüen acerca de ese niño, cuando lo encuentren regresen y me informen, para ir yo también a adorarlo». Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. En sueños recibieron el aviso divino de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo, por lo que rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén y dio la orden de matar a todos los menores de dos años. Así, todos los bebés que fueron asesinados en aquel entonces, son los llamados Santos Inocentes.
En la Edad Media se combinó con la denominada “fiesta de los locos”. En dicho día, reinaba la ley del “todo vale”, el desenfreno y el jolgorio, sin poder recaer la culpa sobre nadie, ya que todo estaba permitido. Por ello, la Iglesia decidió calmar las excentricidades que rodeaban a este festejo, juntándolo con el día 28 de diciembre para que coincidiese con el día de los Santos Inocentes. Reminiscencia de aquella pretérita celebración nos ha quedado en las bromas que se suelen gastar en esa jornada.

REFLEXIÓN:
Lamentablemente aún hoy en día, en pleno siglo XXI, del que ya casi llevamos dos décadas, todavía en nuestro mundo mueren todos los días santos inocentes. En especial resulta doloroso pensar en todos los niños inocentes de la guerra, que asola sus países y sus casas, quitándoles cualquier tipo de oportunidad en la vida que acaban de comenzar. Más de 24.000 menores fueron asesinados, heridos, mutilados, reclutados a la fuerza y secuestrados, o sufrieron violaciones de sus derechos humanos, durante el año 2018, según el último Informe Anual del Secretario General de las Naciones Unidas sobre Niños y Conflictos Armados. De esta forma, el año 2018 bate un triste récord al estar marcado por los más altos niveles de niños asesinados o heridos en un conflicto armado.
Desgraciadamente no sólo tenemos que tener en cuenta esta triste realidad, sino que existe otra más cercana, la de aquellos niños y niñas que sufren en la calle, que sufren violencia, abusos o que están inmersos en la más grande pobreza. Para eso no tenemos que ir a países en conflictos bélicos, sino que se encuentran más cerca, al cabo de la calle en donde vivimos. Esto se da en un contexto en que España es el tercer país de la Unión Europea con mayor tasa de pobreza infantil.
Es nuestro compromiso como cofrades el estar al día de esta necesidad y colaborar en todo lo que podamos con nuestra Vocalía de Caridad. Cuando sea Navidad y cuando no. En su recuerdo, las ellas palabras de Gustavo Adolfo Bécquer:
Almas cándidas, Santos Inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado,
rogad por nosotros.

EVANGELIOS DEL MES DE DICIEMBRE
La lectura que nos ocupa este primer domingo, día del Señor, es la Lectura del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44
El evangelio del día nos ofrece un pasaje del último discurso de este evangelista conocido como discurso apocalíptico. Y es que el Adviento parte de la experiencia de una historia gastada, agotada, y apunta a una esperanza nueva e inaudita: la esperanza de un salvador que traiga luz, justicia y paz a los hombres. Este mundo no puede seguir así y Dios tiene que tomar las riendas de la historia humana, como en el tiempo de Noé y el diluvio. Sobre esta comparación está montada la parte del discurso que quiere trasmitir a los cristianos, en nombre de palabras de Jesús, la necesidad de la «vigilancia». Es evidente que la historia, nuestra historia, necesita ser siempre renovada. Eso es lo que buscan los hombres de todas las religiones y tendencias. Y eso es lo que se propone también con este tipo de discurso, producto de una mentalidad apocalíptica, que no es lo más característico de Jesús, sino más bien de una comunidad, como la de Mateo, en la que permanecen muchas concepciones del judaísmo. Llamada, pues, a convertirse; llamada de recomenzar, porque siempre es posible «recomenzar» para el ser humano. Los animales u otros seres vivientes no pueden nunca «recomenzar», les es imposible, pero el ser humano sí. Esa es nuestra grandeza y nuestro reto. Es algo que Dios ha puesto en la entraña misma del ser humano «Estad preparados», en el lenguaje apocalíptico, puede sonar a algo poco agradable; pero desde la lectura profética de la acción y las palabras de Jesús es una llamada exhortativa a vivir en concordia, en paz, en justicia. y en alegría. Dios, el Dios de Jesús, siempre tendrá un proyecto de salvación con la humanidad.

La lectura del evangelio del segundo domingo nos la va a acercar otro evangelista. Es la Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38
El evangelio de la «Anunciación» es, sin duda, el reverso de la página del Génesis. Así lo han entendido muchos estudiosos de este relato maravilloso lleno de feminismo y cargado de símbolos. Aunque aparentemente no se usen los mismos términos, todo funciona en él para reivindicar la grandeza de la mujer. Cuando Dios quiere actuar de una forma nueva, extraordinaria e inaudita para arreglar este mundo que han manchado los poderosos, entonces es la mujer la que se abre a Dios y a la gracia. Se han hecho y se pueden hacer muchas lecturas de este relato asombroso. Puede ser considerado como la narración de la vocación a la que Dios llama a María, una muchacha de Nazaret. Es el comienzo, es verdad, no es final. Pero los comienzos son significativos. Aquí, en los comienzos del misterio de la «encarnación», lo maternal es la respuesta a la gracia y abre el camino a la humanización de Dios. María presta su seno materno a Dios para engendrar una nueva humanidad desde la gracia y el amor. ¿Cómo? Entregando su ser humano a la voluntad de Dios. Ella pensaba tener un hijo, ¡claro!, pero que fuera grande, Hijo del Altísimo y rey (Mesías en este caso), iba más allá de sus expectativas. Pero sucede que cuando Dios interviene, por medio del Espíritu, lo normal puede ser extraordinario, lo marginal se hace necesario. María de Nazaret, pues, la «llena de gracia», está frente al misterio de Dios, cubierta por su Espíritu, para que su maternidad sea valorada como lo más hermoso del mundo.
Nos acercaremos al tercer domingo del mes con la Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 2-11
Este evangelio viene a ser como el colofón de todos estos planteamientos proféticos que se nos piden. Sabemos que Jesús era especialmente aficionado al profeta Isaías; sus oráculos le gustaban y, sin duda, los usaba en sus imágenes para hablar de la llegada del Reino de Dios. Mateo (que es el que más cita el Antiguo Testamento), en el texto de hoy nos ofrece una cita de Is. 35,5s (primera lectura) para describir lo que Jesús hace. Es muy posible que en esta escena se refleje una historia real, no de enfrentamiento entre Juan y Jesús, pero sí de puntos de vista distintos. El reino de Dios no llega avasallando, sino que, como se refleja en numerosas parábolas, es como una semilla que crece misteriosamente, pero está ahí creciendo. El labrador lo sabe y Jesús es como el «labrador» del reino que anuncia.

El evangelista Mateo ha resaltado que Juan, en la cárcel, fue informado de las obras del Mesías. Y por eso recibe una respuesta propia del Mesías. El Bautista, hombre de Antiguo Testamento, está desconcertado porque tenía puestas sus esperanzas en Jesús, pero parece como si las cosas no fueran lo deprisa que los apocalípticos desean. Jesús le dice que está llevando a cabo lo que se anuncia. Jesús está haciendo todo lo posible para que los ciegos de todas las cegueras vean; que todos los enfermos de todas las enfermedades contagiosas del cuerpo y el alma queden limpios y no destruidos y abandonados a su suerte. El reino que anuncia, y al que dedica su vida, tiene unas connotaciones muy particulares, algunas de las cuales van más allá de lo que los profetas pidieron y anunciaron. Finalmente añade una cosa decisiva: ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí! Ésa es la diferencia con Juan; porque entre Jesús y Juan se dan diferencias radicales: uno anuncia el juicio que destruye el mal (como los buenos apocalípticos) y el otro (como buen profeta) propone soluciones. Nosotros hemos tenido la suerte de nacer después de Juan y haber escuchado las palabras liberadoras del profeta Jesús.

En el cuarto domingo nos adentraremos en la Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-24
El evangelio del evangelista que mejor ha tratado las profecías del Antiguo Testamento, aunque, por razones propias de la mentalidad judeo-cristiana, aparezca la figura de José como introductora de cumplimiento. En el sueño, José tiene encomendado dar un nombre al hijo que dará a luz su prometida María; le pondrá por nombre Jesús. El nombre era Enmanuel: ¿Acaso no es lo mismo? Semánticamente no, pero teológicamente sí. Su nombre simbólico será una realidad eterna: Enmanuel, Dios con nosotros. El nombre de Jesús significa: Dios salva. No podemos tomar al pie de la letra lo del sueño, pero sí debemos tomar en consideración su mensaje. José no está herido de infamia por haber sido engañado por su prometida. Lo importante para Mateo es que él debe desempeñar una misión, la de ponerle el nombre, ya que el nombre tiene una importancia decisiva en el lenguaje bíblico. José, descendiente de David y esposo legal de María, al imponer el nombre a Jesús se convierte legalmente en su padre, con lo cual lo inserta en su genealogía davídica. De este modo, Jesús es hijo de David a través de José, y es también el Mesías. Así se cumple igualmente la profecía de Isaías (7, 14). En el fondo, teológicamente hablando, uno y otro nombre vienen a significar lo mismo: Dios está con nosotros cuando salva y cuando libera Jesús (porque Yeshúa significa «Dios es mi salvador» o «Dios salva». Así, pues, con este evangelio se nos abren las puertas de la Navidad; termina el Adviento y la esperanza que genera se debe hacer realidad experimentando de verdad la salvación que nos llega ya.

El último domingo del mes y del año, tendremos la Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 13-15. 19-23
El evangelio es una pieza extraña que exige interpretaciones refinadas, porque no es una narración histórica, sino que se presenta en sueños. La tradición de Mateo y algunos Apócrifos, hablan de la huida a Egipto; al igual que el pueblo había tenido que experimentar, en tiempos de los hijos de Jacob, su marcha a la tierra de los faraones. Mateo, escuela de catequesis judeo-cristiana, pretende hacer comparaciones entre el pueblo del Antiguo Testamento y Jesús, que formará un pueblo nuevo, debiendo vivir esa misma experiencia. Sea como fuere, en la lectura de hoy, muy intencionadamente, vemos cómo se nos presenta la figura engrandecida de José, cuidando de la Sagrada Familia, para que vuelvan a su tierra. Pero vuelven a Nazaret, sin duda, porque es ahí dónde el evangelio de Mateo quiere enlazar con los datos históricos de la vida de Jesús. En concreto, las cosas más elementales se quieren presentar bajo la lectura religiosa del “cumplimiento” de las Escrituras, de los textos proféticos. Para nuestra mentalidad y nuestra cultura, ni siquiera había que justificar que Jesús es el Mesías porque es de la familia de David y hubiera nacido en Belén, porque lo es por otras razones; pero para los primeros judeo-cristianos esto es imprescindible, y Mateo es su portavoz. Era tan estrecha la unión del mesianismo de Jesús y su origen en Belén que había que justificarlo. Eran tan palmaria la tesis histórica de Jesús como Nazareno de Nazaret, que había que dar una explicación de por qué si era de Belén no se le conocía como “belemita” en vez de Nazareno. Nazaret, pues, no es profecía, sino la pura historia de Jesús el carpintero que un día llegó a ser profeta en Galilea. Pero en Nazaret es donde Jesús crece, vive y madura como persona humana… y como profeta. Allí vive su familia y a ella permanece fiel, como “carpintero” durante casi treinta años. Esto es lo más humano de todo. La tradición litúrgica reserva este primer domingo después de Navidad a la Sagrada Familia de Nazaret. El tiempo de Nazaret es un tiempo de silencio, oculto, que deja en lo recóndito de esa ciudad de Galilea, desconocida hasta que ese nombre aparece por primera vez en el relato de la Anunciación de Lucas y en el evangelio de hoy, con una carga muy peculiar de intimidades profundas. Es ahí donde Jesús se hace hombre también, donde su personalidad se forma en las tradiciones de su pueblo, y donde madura un proyecto que un día debe llevar a cabo. En todo caso, Nazaret, hoy y siempre, es una sorpresa, porque es una llamada eterna a escuchar la voz de Dios y a responder como lo hicieron José y María, y así se lo enseñaron a Jesús. Ellos le hablaron de Dios y le enseñaron a ir a la sinagoga, a leer la Escritura, los profetas especialmente por los que quedaría fascinado… El profeta de nuestra salvación tuvo, pues, en Nazaret, una familia como nosotros.

FRASES PARA REFLEXIONAR:
• Dios, el Dios de Jesús, siempre tendrá un proyecto de salvación con la humanidad.
• Cuando Dios quiere actuar de una forma nueva para arreglar este mundo que han manchado los poderosos, entonces es la mujer la que se abre a Dios y a la gracia.
• ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!
• Dios está con nosotros cuando salva y cuando libera Jesús, porque Yeshúa significa «Dios es mi salvador»
• El profeta de nuestra salvación tuvo, pues, en Nazaret, una familia como nosotros.

Un fraternal saludo en el Señor y Felices Fiestas.

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