VENTANA DE FORMACIÓN 40. OCTUBRE 2020

Señor de la Piedad, bajo tu mirada humilde, nos exponemos a tu redención y a nuestras súplicas. Óyenos Señor.

Estrella, que el cielo iluminas con el dolor de una madre y tu piedad divina, alumbra nuestras súplicas con tu favor. Óyenos Señora.
Desde la Vocalía de Formación, volvemos a encontrarnos, un mes más, con las Ventana de Formación, con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año. Sería una gran noticia, sería una gran alegría y sería un gran placer poder adelantar en estas líneas, un año más, la petición de acudir a la caseta de nuestra cofradía en los días de la Feria en honor a San Lucas. Desgraciadamente, como ya es sabido, este año no vamos a poder disfrutar de esos momentos de hermandad que nos ha robado la enfermedad que está azotando, no sólo a nuestra ciudad, sino al mundo entero, fruto de una pandemia que nos está haciendo reflexionar sobre el tipo de vida que llevábamos. Ahí la Fe y la Caridad, la Solidaridad y la Responsabilidad, virtudes que nuestra Hermandad promueve en torno a nuestros sagrados titulares, tendrá mucho que decir en el futuro que se nos abre a la Humanidad.
Por otro lado, un buen momento para empezar será el Solemne Triduo en honor a la Virgen del Rosario, cotitular de nuestra Cofradía, que se celebrará los próximos días 2,3 y 4 de octubre a las 19:30 horas, en la Iglesia Conventual de la Purísima Concepción, presidido por el Rvdo. D. Juan Carlos Córdoba Ramos. Otro momento idóneo será la Solemne Función Principal, a celebrar en el mismo día del Rosario, miércoles 7 de octubre, a las 19:30 horas, igualmente en la Iglesia Conventual de la Purísima Concepción. Por lo anteriormente dicho, la Junta de Gobierno ha decidido suspender el Besamanos, la Verbena y la procesión de Ntra. Sra. del Rosario.

SIGNIFICADOS:
Justo en la mediana del periodo de espera de todo cofrade, pues nos encontramos a mitad de camino de una nueva Semana Santa, puede ser interesante hablar en unas simples pinceladas de las advocaciones de nuestros Sagrados Titulares. Este mes continuamos con María.
Hay investigadores que adjudican el origen de la advocación de Estrella en la Virgen del Carmen y los Padres Carmelitas. Como es bien conocido, el Monte Carmelo, ya servía como refugio de ermitaños que se retiraban del mundo en vida penitencial, a la espera de la llegada del Mesías.
La orden carmelita, inspirada por la vida del profeta Elías, se ubica originalmente sobre ese monte. Los carmelitas, llevaban unas vidas austeras, sobrias, de entrega plena a la oración y a la piedad donde María es nombrada Madre y protectora, a la que hacen llamar: “ Santa María del Monte Carmelo” o “Flos carmelis” lo que se podría traducir como, Flor del jardín de Dios.
Cuenta una leyenda carmelita, que en los años treinta del siglo XIII, poco después de haber sido aprobada la regla, los frailes, se ven obligados a abandonar Tierra Santa, por la persecución de los musulmanes.
La geografía del terreno y la situación de los invasores, los obligan a embarcar, e huir por el mar. Es entonces, cuando en medio de la desesperación, y del desconocimiento en la lectura
de los astros que guiaban a los marinos, María, se aparece y se hace presente ante ellos
para convertirse en faro y guía diciéndoles:
“No temáis hijos míos, yo seré para vosotros, la Estella Maris, vuestra Estrella de los Mares”. Todos los puertos que los carmelitas pisaban, fueron conociendo el milagro de la Virgen que guiaba a los navegantes como Estrella de los Mares.
Este acontecimiento histórico, hace que a la Virgen del Monte Carmelo, se la reconozca como Estrella de los Mares, que es como le canta su Salve. Naciendo también de esta forma, la advocación de Virgen de la Estrella, protectora y guía de los hombres de la mar. El primer uso fiable de la expresión Stella Maris que aún conservamos se encuentra en los escritos de Pascasio Radbertus en el siglo IX, que escribió de María, Stella Maris, como una guía a seguir en el camino hacia Cristo para no zozobrar en medio de la tormenta que alza olas en el mar.
Un mensaje similar se refleja en otro título de María, que aparece en la lista oficial de Letanías de Nuestra Señora: Estrella de la Mañana, referida a María como un símbolo de esperanza y como una prefiguración de la inminente venida de Jesús.
Pero, otros investigadores hacen notar que alrededor del año 400, San Jerónimo, describió de María como stilla maris, o una gota del mar, y hay quien indica que el nombre puede venir de un error de copia o traducción de este concepto.
REFLEXIÓN:
El Papa Francisco implora amparo, socorro, misericordia, conversión y perdón. El Santo Padre, ora a María, Estrella del Mar:
Oh María, Estrella del Mar, una vez más recurrimos a ti, para encontrar refugio y serenidad, para implorar amparo y socorro. Madre de Dios y Madre nuestra, dirige tu dulcísima mirada
a todos los que cada día afrontan los peligros del mar para garantizar a sus familias el sustento necesario para la vida, para tutelar el respeto de la creación, para servir a la paz entre los pueblos.
Protectora de los migrantes e itinerantes, ayuda con atención materna a los hombres, mujeres y niños obligados a huir de sus tierras en busca de futuro y de esperanza.
Que el encuentro con nosotros y nuestros pueblos no se transforme en fuente de nuevas y más graves esclavitudes y humillaciones. Modelo de caridad, bendice a los hombres y mujeres de buena voluntad, que acogen y sirven a los que llegan a esta tierra: que el amor recibido y donado sea semilla de nuevos lazos fraternales y aurora de un mundo de paz.
Así sea.

EVANGELIOS DEL MES DE OCTUBRE
El evangelio que nos ocupa este primer Domingo, día del Señor, es el Mateo (21,33-43): Dios, ha plantado una viña, una comunidad, nueva.
El evangelio nos propone la parábola de los viñadores homicidas y está en continuidad con los textos del evangelio de Mateo que muestran las polémicas de Jesús con los dirigentes judíos antes de la pasión.
Se identifica claramente a los viñadores con los jefes del pueblo. El «vosotros» del v. 43 indica que los dirigentes religiosos del judaísmo, rechazando a Jesús, han perdido su última oportunidad de dar a Dios lo que correspondía y, de esa forma, han arrastrado a todo el pueblo en su infidelidad como aparecerá claramente en el juicio ante Poncio Pilato. La segunda parte de la sentencia anuncia el traspaso de la viña que no se hará a «otros dirigentes» sino a un nuevo «pueblo que produzca frutos» (v. 43). Esto es importante para entender esta parábola, no solamente porque los cristianos debemos rechazar todo antisemitismo, sino porque es verdad que la decisión final de condenar a Jesús estuvo en manos de «dirigentes» ciegos para ver e imposibilitados para acoger palabras proféticas como las de Jesús sobre Dios y sobre el Reino.
Esta parábola, con sus transformaciones en la comunidad cristiana después de la pasión de Jesús, es una puerta abierta siempre a la conversión, a la esperanza. Quien entiende que esta parábola nos introduce en un mundo donde sólo hay vida cuando no se vive a costa de otras vidas, habrá dado con esa puerta abierta a la esperanza, a la fraternidad, a la paz y a la justicia.
Pero no podemos evitar sacar conclusiones muy significativas para ahora y para todos los tiempos. La religión que mata o permite guerras en nombre de Dios, no es exactamente «religión». Por eso esta es una parábola que debe leerse clara y contundentemente contra los fundamentalismos religiosos que amenazan tan frecuentemente a los pueblos y a las culturas. Y si Jesús fue eliminado, creyendo los dirigentes que daban gloria a su Dios, se encontraron con que esa muerte se ha convertido en la «piedra angular» de una religión nueva de amor y de paz. Y los asesinos fundamentalistas, pues, quedarán sin Dios y sin religión.
La lectura del evangelio del segundo domingo de Octubre nos lo va a acercar el mismo evangelista. Es el de Mateo (22,1-14): Un banquete para la libertad.
El evangelio del banquete que un rey da por la boda de su hijo es una de las parábolas más sofisticadas del evangelio de Mateo. Mateo nos habla de un rey, rechazado por los magnates, y tras ser maltratados y asesinados algunos de sus criados, manda atacar y destruir la ciudad. Ahora se debe ir a los cruces de los caminos para instar a los transeúntes a que vengan al banquete. Como es lógico, vinieron toda clase de gentes, buenas y malas. ¿Qué significa, pues, que tras esta invitación tan generosa e informal, el rey venga a la sala del banquete y encuentre a uno que no tiene traje de bodas? Esto cambia el sentido de la interpretación de los vv. 1-10, cuando la sala se llenó de invitados, poniendo de manifiesto que incluso los que no estaban preparados son invitados a un banquete de bodas. Aquí nos encontramos con lo más extraño, quizás lo más importante y original de la parábola de Jesús redactada por Mateo.
Estaríamos ante una reconstrucción alegorizante para la comunidad de Mateo, que saca unas consecuencias nuevas para los miembros de esa comunidad cristiana tan particular, con objeto de que sepan responder siempre a la llamada que se les ha hecho. Pensemos en la «justicia» de las buenas obras, del compromiso constante, de la perseverancia, a lo que es muy dada la teología del evangelio de Mateo. En todo caso no debemos perder de vista que la parábola la pronunció Jesús para poner de manifiesto la fiesta de la libertad de Dios que llama a todo el que encuentra.
El banquete no es un acto burlesco, sino que Jesús piensa en el festín de la salvación; no en una fiesta de compromiso, sino de libertad. En ese supuesto, hasta el hombre que no lleva vestido de boda, independientemente de la teología de Mateo, habría que entenderlo, hoy y ahora, como que no está allí como los demás, libre para la gracia de Dios. Quien no posea esa actitud, “ese vestido”, estará echando por tierra la fiesta de la libertad y de la gracia.

Nos acercaremos al tercer domingo del mes con la lectura de Mateo (22,15-22): La dignidad humana no se compra, es un don.
El evangelio de Mateo, hoy, nos sitúa en el corazón de las polémicas que Jesús mantiene con los dirigentes en Jerusalén y que los evangelistas sitúan al final de su vida, precediendo a la pasión. Esta vez querían comprometerlo a fondo con las autoridades romanas, que vigilaban ferozmente cualquier movimiento social o político para castigar cualquier rebeldía. Oponerse al César, incluso en nombre de Dios, era ir contra la «pax romana».
La hierocracia y aristocracia de la ciudad santa mandan sus espías para poder deshacerse de este profeta galileo que anuncia el Reino de Dios, pero que no coincide con el reino de Roma, ni con el concepto que tienen del mismo algunos partidarios de la revolución contra Roma, ni específicamente con el reino que ellos quieren manipular en nombre de Dios. Es verdad que Jesús parecía estar en un callejón sin salida: frente a Poncio Pilato, frente a las autoridades, frente a los revolucionarios nacionalistas, frente a todos. No obstante, él la encontró; la encontró recurriendo a las dignidad humana que Dios ha puesto en el corazón de toda persona como imagen suya.
Cuando es preguntado, intencionadamente pide la moneda del tributo con la efigie del César y responde: la moneda hay que dársela al emperador; ¿por qué? Porque es el dinero, y el dinero es lo más sucio de este mundo. Los que acuñan moneda tienen poder y por el dinero dominan a los hombres. Entonces, ¿hay que someterse a él? ¡Ni hablar! Por eso añade con una intencionalidad manifiesta: «y a Dios lo que es de Dios». El dinero no es de Dios, sino que de Dios somos nosotros mismos, y por lo mismo nosotros solamente debemos estar sometidos a Dios. La trampa la resuelve Jesús, no solamente con inteligencia, sino con sabiduría, donde salta por los aires la legalidad con la que pretenden acusarlo en su caso. La respuesta de Jesús no es evasiva, sino profética; porque a trampas legales no valen más que respuestas proféticas.
Aquí Jesús responde con una afirmación liberadora que solamente pueden captar los que no están cegados por el poder, el dinero, el odio y la injusticia.
En el cuarto domingo de Octubre nos adentraremos en la lectura del Evangelio: Mateo (22,34-40): La ética del amor.
El evangelio de Mateo de este domingo nos ofrece la disputa sobre el mandamiento más importante. Lo que asombra en el texto evangélico es la seguridad soberana con que afirma que no hay preceptos como estos, porque en ellos se apoya toda la ley y los profetas. El texto dice que el amor al prójimo es «semejante» al primero, dando a entender un orden lógico, pero sin disminuir su importancia. Es más, aquí Jesús nos está llevando a la conclusión de que aunque Dios no es el hombre, lo que podemos llamar la experiencia del amor no es distinta, aunque sean distintos los objetos o las personas amadas. Lo que le da gloria a Dios, precisamente, es que amemos al hombre como lo amamos a El; tendríamos que decir que no es posible amar a Dios más que al hombre.
Es verdad que Dios quiere ser amado, necesita ser amado, como lo necesitamos cada uno de nosotros. Y es desde esa dimensión religiosa desde la que hablaba Jesús, quien con su predicación se empeñó tanto en descubrir a Dios como Padre, porque él y nosotros lo necesitamos así.

FRASES PARA REFLEXIONAR:
• La religión que mata o permite guerras en nombre de Dios, no es exactamente «religión»
• La pronunció Jesús para poner de manifiesto la fiesta de la libertad de Dios que llama a todo el que encuentra
• El dinero no es de Dios, sino que de Dios somos nosotros mismos, y por lo mismo nosotros solamente debemos estar sometidos a Dios.
• Lo que le da gloria a Dios, precisamente, es que amemos al hombre como lo amamos a El.

Un fraternal saludo en el Señor.