VENTANA DE FORMACIÓN 42. DICIEMBRE 2020

Señor de la Piedad, que nos recuerdas cada día que naciste para tu propia muerte y que en ella nos salvaremos, apiádate de tus hijos.

Estrella, que nos recuerdas cada día que de Ti nació el Salvador, que murió en piedad y amor, apiádate de tus hijos.

Desde la Vocalía de Formación, volvemos a encontrarnos, un mes más, con las Ventanas de Formación, con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año. En esta ocasión, este mes de diciembre es, sin duda, uno de los más atípicos que nos ha tocado vivir. En esta época de alegría y reunión, se va a imponer este año una contención tanto en una como en la otra. Sacrificio que todos debemos hacer por el bien propio y ajeno. A buen seguro el año que viene será una Navidad espléndida. A la espera, toda la vida cofrade de esta magnífica época va a estar marcada por las condiciones sanitarias que vive nuestra ciudad y nuestro país. Aún así las celebraciones de nuestra Hermandad Dominica y Cofradía de nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Piedad en su Sagrada Presentación al Pueblo, María Santísima de la Estrella, Ntra. Sra. del Rosario y Santo Domingo de Guzmán continúan con la celebración de la Inmaculada Concepción de María junto a nuestras Madres Dominicas en la Iglesia conventual consagrada bajo esta advocación. Tendrá lugar el próximo 8 de diciembre a las 9 de la mañana bajo todas las normas sanitarias y de seguridad oportunas. Igualmente el día de Nochebuena, llegará otra cita ineludible, la tradicional Misa del Gallo, de 24 diciembre, que se celebrará a las 20:00, igualmente en la Iglesia de la Purísima Concepción.

SIGNIFICADOS:
En muchos países, sobre todo de tradición hispana y católica, la Misa del Gallo acompaña al árbol y al belén como elemento imprescindible de la Navidad. La Misa del Gallo es aquella que se celebra después de la cena de Nochebuena, a las 12 de la noche, es decir justo al comenzar el día de Navidad, aunque puede oficiarse por la tarde también. ¿Pero de dónde proviene el curioso nombre de Misa del Gallo? La mayoría de los historiadores señalan como origen a esta tradicional conmemoración religiosa del nacimiento de Jesús, al Papa Sixto III quien, en el siglo V, instauró la costumbre de celebrar una misa de vigilia nocturna en la medianoche del día de celebración del nacimiento del Mesías, tras la entrada al nuevo día (Navidad), en el “ad galli cantus” (al canto del gallo) . El “ad galli cantus” se refería al momento en el que empieza el nuevo día que, según las antiguas tradiciones romanas, éste comenzaba en la medianoche con el canto del gallo.
Pero como para todo hay diferentes versiones ya que de esta página de la historia no han quedado registros fidedignos hay quien asegura que el origen del nombre de la Misa del Gallo tiene su origen en la celebración de esa misma en la Basílica de S. Petrum in Gallicantum (San Pedro en Gallicantu) en Jerusalén. Esta iglesia tomó su nombre del episodio evangélico que relataba como Jesús advirtió a Pedro que éste le negaría tres veces antes de que el gallo cantase. Pero, como no todas las fuentes están de acuerdo con este origen, hay quien lo coloca en una antiquísima fábula que cuenta que durante el nacimiento de Jesús había un gallo en el establo, el cual fue el primer ser vivo testimonio de tal acontecimiento y el encargado de pregonarlo, primero a la mula y al buey, después a los pastores y sus ovejas y por último a las gentes que vivían en los alrededores y, por tanto, la venida al mundo del Mesías fue anunciada “ad galli cantus”, es decir, al canto del gallo. De todas formas, lo que tenemos es la celebración de esta misa con su curioso nombre hasta la actualidad. Así, el Papa sigue celebrando esta misa en la Basílica de San Pedro, tal como lo hacía Sixto III, mientras que las iglesias y parroquias locales mantienen también la tradición.

REFLEXIÓN:
En la misa de Nochebuena en la que los católicos conmemoran el nacimiento de Dios, el Papa Francisco nos recuerda que nuestras vidas a menudo transcurren lejos de la gratitud.
hoy es el día adecuado para acercarse al sagrario, al belén, al pesebre, para agradecer. Dios se hizo Niño, para dejarse abrazar por nosotros. la Navidad nos recuerda que Dios sigue amando a cada hombre, incluso al peor, aunque no estemos a la altura. Dios no te ama porque piensas correctamente y te comportas bien; Él te ama y basta. Su amor es incondicional, no depende de ti.
Jesús nació pobre de todo, para conquistarnos con la riqueza de su amor. Más que nunca en la nochebuena, el amor venció al miedo, apareció una nueva esperanza, la luz amable de Dios venció la oscuridad de la arrogancia humana. Tampoco nosotros podemos esperar que el prójimo cambie para hacerle el bien, que los demás nos tengan consideración para servirlos. Empecemos nosotros.

EVANGELIOS DEL MES DE DICIEMBRE
La lectura que nos ocupa este primer domingo, día del Señor, es la del
Evangelio: Marcos (1,1-8): El camino de Dios es el evangelio
Se inicia en todos los sentidos el evangelio de Marcos. Históricamente, sabemos que Juan el Bautista predicó la llegada de un tiempo decisivo, que él mismo no podía alcanzar a ver con toda su radicalidad. Marcos escribe una obra que llama “evangelio”, buena noticia. Pero esa buena noticia está en contraste con muchas cosas del pasado, las mejores de las cuales las representa en este instante el profeta del desierto, Juan el Bautista. El Bautista era un profeta apocalíptico, y en el texto se nos describe con los rasgos del gran profeta Elías, por eso no podrá entender plenamente la grandeza del evangelio que viene, incluso después de haber bautizado a Jesús. Juan está en el desierto, y el desierto es sólo una etapa de la vida del pueblo; es un símbolo de retiro, de penitencia, de conversión. El desierto es lo que está antes de la “tierra prometida”. Pero también es verdad que es un marco adecuado para anhelar y desear algo nuevo y radical. Eso le sucede a Juan: presiente que algo nuevo está llegando… para lo que pide conversión.
Pero la conversión cristiana, la que propondrá Jesús, debe llevar también el signo de la alegría. No obstante, los cristianos, cuando tuvieron que revisar la misma predicación de Juan el Bautista, supieron dotarla de los elementos teológicos que marcaban la diferencia entre lo que él hacía y lo que haría aquél al que no era capaz de desatar la sandalia de sus pies. El bautismo de Juan y el bautismo cristiano están diferenciados por el Espíritu; no se trata solamente de penitencia.
La lectura del evangelio del segundo domingo nos la va a acercar otro evangelista.
Evangelio: Juan (1,6-8.19-28): Dar testimonio de la luz
El evangelio de hoy, como ya hemos apuntado ,es una confesión de Juan el Bautista sobre Jesús. El testimonio de Marcos sobre Juan el Bautista es muy escueto. Por ello, en la liturgia se recurre a otras tradiciones cristianas. Jesús viene después del Bautista, quizás estuvo con él, pero su camino era otro bien distinto. El Bautista no era la luz, como algunos discípulos suyos pretendieron (y la polémica es manifiesta en el texto), sino que venía como “precursor”, como amigo del esposo. La segunda parte de esta lectura nos sitúa ya en la historia del Precursor que tuvo que aclarar que no era él quien había de venir para salvar, para iluminar, para dar la vida. El era la voz que gritaba en el desierto.
Está latente en el evangelio de Juan como un juicio entre la luz y las tinieblas, y el autor quiere partir del testimonio del Bautista para que su argumentación sea más decisiva. Su bautismo no era más que un rito penitencial de agua. «El que había de venir» traería algo definitivo que no quedaría solamente en penitencia.
Nos acercaremos al tercer domingo del mes con el
Evangelio: Lucas (1,26-38): María, en manos de Dios
El evangelio de la “anunciación” viene a llenar una laguna, algo que muchos echan de menos en el evangelio de Marcos. Por eso, en el último domingo de Adviento se recurre al tercer evangelio, que es el único que nos habla de María como la auténtica mujer profética que va perfilando, con sus gestos y palabras, lo que posteriormente llevará a cabo su hijo, el Hijo del Altísimo con que se le presenta en la anunciación. Esto ocurre así, en la liturgia de hoy, previa a la Navidad, porque si Juan el Bautista es una figura iniciadora de este tiempo litúrgico, es María la figura que lleva a plenitud el misterio y la actitud del Adviento. Esta mujer de Nazaret será llamada por Dios, precisamente para que ese Dios sea el Enmanuel, el Dios con nosotros, el Dios humano.
El papel de María en esta acción salvadora de Dios no solamente es discreto, sino misterioso. Ella debe entregar todo su ser, toda su feminidad, toda su fama, toda su maternidad al Dios de los hombres. No se le pide un imposible, porque todo es posible para Dios, sino una actitud confiada para que Dios pueda actuar por nosotros, para nosotros. No ha elegido Dios lo grande de este mundo, sino lo pequeño, para estar con nosotros. María es la que hace sensible y humano el Adviento y la Navidad.

En el cuarto domingo, último del mes y del año, nos adentraremos en el
Evangelio (Lucas 2,22-40): El Salvador ha crecido en familia
El evangelio de hoy, en su conjunto, es toda una historia familiar, con la que Lucas cierra lo que se conoce como el «evangelio de la infancia». La intencionalidad de esta lectura para la liturgia de hoy es manifiesta; quizás por lo que se afirma de que cumplieron «lo que prescribe la ley del Señor». Es una familia que quiere ser fiel a Dios, y en aquella mentalidad la fidelidad a Dios se manifestaba precisamente en el cumplimiento de todo aquello que exigía la ley del Señor. Por lo tanto habría que incidir en el sentido de la vida familiar, de una familia judía, piadosa, probablemente de educación farisea, que era lo común, que no se sale de la norma tradicional y religiosa. No es este un matiz a olvidar, porque deberíamos aproximarnos siempre a la figura de Jesús desde la normalidad de una vida en el judaísmo de la época, en la normalidad de trabajo y de la vivencia familiar.
Bien es verdad que Lucas concluye su relato con una expresión que va más allá de lo que es vivir normalmente: «el niño crecía en sabiduría y gracia de Dios». Hay mucha intencionalidad en esto por parte del redactor del evangelio. Porque si bien quería presentar el marco normal de una vida de crecimiento de un niño en una familia religiosa, por otra está apuntando a que este niño está llamado a otra cosa bien distinta de los demás. Aquí se está anunciando algo inaudito que, sin embargo, crece y se experimenta en la normalidad de una familia religiosa y fiel a Dios.

FRASES PARA REFLEXIONAR:
• La conversión cristiana, la que propondrá Jesús, debe llevar también el signo de la alegría.
• «El que había de venir» traerá algo definitivo que no quedaría solamente en penitencia.
• María, la auténtica mujer profética, va perfilando, con sus gestos y palabras, lo que posteriormente llevará a cabo su hijo
• «El niño crecía en sabiduría y gracia de Dios»

Un fraternal saludo en el Señor y Felices Fiestas.

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