VENTANA DE FORMACIÓN 84. MARZO 2025

Señor de la Piedad, más que nunca TE necesitamos, ten Piedad de todos nosotros, como tu Santo Nombre nos recuerda, Jesús, Rey, Hombre y Dios.

Estrella, más que nunca TE necesitamos,, sé nuestra guía en el mar oscuro de la vida, como tu Santo Nombre nos recuerda, Estrella del Mar, del Cielo y de nuestras vidas.

Desde la Vocalía de Formación volvemos a encontrarnos, un mes más, con las Ventanas de Formación, con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año. Pero no un mes más, ya que en realidad es mucho más, no en vano, el próximo día 5 de marzo es Miércoles de Ceniza, el pistoletazo de salida a la Cuaresma o lo que es decir lo mismo, a los días más grandes de una Hermandad de Penitencia como es la nuestra: Nuestra Hermandad Dominica y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Piedad, en su Sagrada Presentación al Pueblo y María Santísima de la Estrella. Sólo basta con mirar todas las citas cofrades que podemos encontrar en este mes para notar la llegada de estos días tan especiales que culminan en la celebración de la Semana Santa.

Tras el Miércoles de Ceniza, el próximo 6 de marzo tendrá lugar la presentación cartel Piedad 2025 y boletín cuaresmal, en la sede de la Agrupación de Cofradías de Jaén a las 21:00h. El presentador del cartel será D. Raúl Ordóñez Rus y la presentadora del boletín, Dª Patricia Cruz Ortega. Sin solución de continuidad, el día 8 de marzo a las 19:00 h se celebrará la Misa de Hermandad y Adoración al Santísimo, en la Iglesia de la Concepción. A la semana siguiente, el domingo 16 marzo a las 12:00 h se proclamará el  XLI Pregón de Exaltación a María Stma. de la Estrella, en el Teatro Darymelia a cargo de D. David Morillas Pedrajas. Así, tras todos estos actos memorables, del viernes 21 al domingo 23 de marzo, tendrá lugar el Triduo en honor a Nuestro Padre Jesús de la Piedad, en la Iglesia de la Purísima Concepción en horario de 19:30 h, excepto el viernes, que será a las 21.00 h.

Todas citas ineludibles, cuanto más, cuando ya nos vemos inmersos en plena Cuaresma. Os esperamos a todos los hermanos de la Estrella en estos días…

SIGNIFICADOS:

Nuestro viaje por la Liturgia, va a continuar este mes, pues seguimos hablando de:

EL AÑO LITÚRGICO

En la religiosidad en tiempos del Antiguo Testamento ya se distinguía un tiempo o año litúrgico propio, cuyo eje lo establecía el ritmo semanal del sábado como día consagrado al Señor y por otro lado las fiestas propias, determinadas por los ciclos agrícolas de siembra-cosecha-recolección. Este recuerdo ha quedado en nuestra época.

El año litúrgico puede decirse que se compone de tiempos fuertes, en los cuales se celebra un misterio concreto de la historia de la Salvación, y otro tiempo llamado Tiempo Ordinario, en el cual no se celebra ningún aspecto concreto sino más bien el mismo misterio de Cristo en su plenitud, especialmente en los domingos. Este Tiempo Ordinario transcurre partido y dura treinta y tres o treinta y cuatro semanas.

El año litúrgico comienza en las Vísperas del PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO, que es siempre el domingo más cercano al día 30 de noviembre, festividad de san Andrés. Añadimos, además, las principales fiestas del Señor y de la Virgen, así como la de algunos santos.

  1. TIEMPO DE ADVIENTO. Dura cuatro semanas con sus respectivos domingos. Dentro de Adviento entran las siguientes festividades:

— Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre.

— La Expectación al parto —Esperanza— el 18 de diciembre, conmemoración muy celebrada por algunas cofradías pero sin relevancia litúrgica.

  1. TIEMPO DE NAVIDAD. Abarca desde el 25 de diciembre hasta el domingo posterior a la Epifanía. Este tiempo suma las siguientes festividades:

— Solemnidad de Navidad, el 25 de diciembre y su octava, que incluye las siguientes fiestas:

— San Esteban, el 26 de diciembre.

— San Juan Evangelista, el 27 de diciembre.

— Los Santos Inocentes, el 28 de diciembre.

— La Sagrada Familia, domingo posterior al día de Navidad.

— Solemnidad de María, Madre de Dios, el 1 de enero.

— La Solemnidad de la Epifanía, día de los Reyes Magos, el 6 de enero.

— La fiesta del Bautismo de Jesús, el domingo posterior a Epifanía.

  1. TIEMPO ORDINARIO. PRIMERA PARTE. Abarca desde el lunes posterior a la fiesta del Bautismo del Señor hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza. Comprende, entre otras, la fiesta de «La Presentación del Señor» —Candelaria—, 2 de febrero.
  2. TIEMPO DE CUARESMA. Abarca desde el Miércoles de Ceniza hasta la misa de la Cena del Señor exclusive —en la tarde del Jueves Santo—. Dentro de la Cuaresma entran las siguientes fiestas:

Solemnidad de San José, el 19 de marzo.

Solemnidad de la Anunciación del Señor, el 25 de marzo.

  1. SEMANA SANTA. Es la semana que abarca desde el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor hasta la Vigilia Pascual del Sábado Santo. Incluye al Triduo Pascual, que comienza con la misa vespertina en la Cena del Señor, del Jueves Santo y se prolonga el Viernes Santo, el Sábado Santo y el Domingo de Pascua o de Resurrección, triduo del Señor muerto, enterrado y resucitado.

Es un error muy extendido hoy día seguir llamando Domingo de Pasión al domingo anterior al de Ramos —es en realidad V de Cuaresma— cuando el Domingo de Pasión es el mismo del de Ramos.

  1. DOMINGO DE PASCUA. Es la culminación del Triduo Pascual. Siempre se celebra el domingo posterior al primer plenilunio de la primavera y sirve de fecha central para fijar el resto de las festividades movibles que giran en su torno como la Cuaresma, Semana Santa y Pentecostés.

Es el domingo principal del año y debe caer necesariamente en un día comprendido entre el 22 de marzo como muy pronto y el 25 de abril como muy tarde.

  1. TIEMPO PASCUAL. Abarca los cincuenta días posteriores a Pascua de Resurrección —cincuentena pascual—, incluyendo el domingo pascual, y se distinguen tres períodos:

— Octava de Pascua, que son los ocho días posteriores y deben considerarse como un solo día festivo. Termina en las Vísperas del II Domingo de Pascua.

— Tiempo Pascual hasta la Ascensión.

— Tiempo Pascual después de la Ascensión.

— En este tiempo celebramos:

— La solemnidad de la Ascensión del Señor, a los cuarenta días de Pascua, hoy pasada al domingo VII de Pascua.

— Pentecostés. Se celebra a los cincuenta días de Pascua, en el domingo VIII después de Resurrección. Debe considerarse como el colofón del ciclo pascual, no como una nueva Pascua.

  1. TIEMPO ORDINARIO. SEGUNDA PARTE. Abarca desde el lunes posterior a Pentecostés hasta las Vísperas del primer domingo de Adviento. Abarca numerosas fiestas:

— La Solemnidad de la Santísima Trinidad, el domingo posterior a Pentecostés.

— La Solemnidad del Corpus Christi, el domingo posterior a la Trinidad.

— La Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, viernes posterior al Corpus.

— La memoria del Inmaculado Corazón de María, sábado posterior al Corpus.

— Solemnidad de Cristo Rey, último domingo del año litúrgico.

Algunas de las festividades fijas dentro de este periodo son:

— La fiesta de San Fernando, 30 de mayo.

— La fiesta de la Visitación de la Virgen María, el 31 de mayo, cerrando el mes dedicado a la Virgen.

— La solemnidad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio.

— La memoria de la Virgen del Carmen, el 16 de julio.

— Solemnidad de Santiago Apóstol, el 25 de julio.

— La fiesta de la Transfiguración del Señor, el 6 de agosto.

— La Solemnidad de la Asunción de la Virgen, el 15 de agosto.

— La memoria de los Dolores de la Virgen, el 15 de septiembre.

— La memoria de la Virgen del Rosario, el 7 de octubre.

Hay que matizar que la solemnidad del Corpus Christi se sigue celebrando en jueves —pasados diez días después de Pentecostés— en algunas ciudades, por tradición muy arraigada, casos de Sevilla, Granada o Toledo.

EVANGELIOS DEL MES DE MARZO

El evangelio que nos ocupa este primer Domingo, es el Santo Evangelio según San Lucas (6, 39-45).

En este texto se nos invita a llevar a práctica las palabras de Jesús. Nos presenta dos comparaciones: la del ciego y la del discípulo y el maestro. Se nos invita a superarnos a nosotros mismos, a trabajar hacia adelante sin miedos pero a la misma vez se nos reprocha el ver los defectos en el prójimo sin ver los nuestros propios. “¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Hermano, déjame que te saque la mota del ojo», sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo?” Se nos valorará por los “frutos” que demos, como el árbol que da buen fruto. De un árbol bueno y sano, saldrán frutos buenos y sanos, de un árbol enfermo no podrá dar buen fruto. Miremos dentro de nosotros como realmente somos.

El evangelio  que nos ocupa este segundo Domingo, día del Señor, es el Santo Evangelio según San Lucas (4, 1-13)

Las tentaciones del demonio a Jesús es una de las narraciones más expresivas del Evangelio. Jesús afronta tres tentaciones. La lucha entre el bien y el mal, la elección y rotura con Dios o la unión a Él. San Lucas quiere que seamos personas libres, como Jesús, en nuestra fidelidad a Dios porque Dios es garantía de libertad y realización propia. San Lucas nos muestra a Jesús que vuelve del Jordán donde durante 40 días fue llevado por el desierto y tentado por el diablo. Sin comer el diablo le tienta: “Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”, “Te daré el poder y la gloria de todo eso (todos los reinos del mundo) porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo”. “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras.” Y Jesús, impertérrito  contesta con tres frases llenas de Amor hacia el Padre: “Está escrito: no solo de pan vive el hombre”, “Al Señor tu dios adorarás y a él solo darás culto”   y “No tentarás al Señor tu Dios”

La lectura del evangelio del tercer domingo nos lo va a acercar el mismo evangelista. Lectura del santo evangelio según San Lucas (9, 28b-36)

Todos los años, en el segundo domingo de cuaresma, leemos el relato de la transfiguración. No podemos negar que esta narración está concebida con el tono apocalíptico. Moisés y Elías son testigos privilegiados de esta “experiencia”, en el monte (que nosotros lo conocemos como el Tabor). Porque el “monte” en cuestión es un símbolo, un lugar sagrado, un templo, el cielo…

Por una parte están esos personajes para ser testigos de la “intimidad” de Jesús, el Hijo de Dios, pero en su necesidad más humana… Jesús, no es un impostor que habla del Reino a los hombres sin autoridad. Moisés y Elías testifican que no es así… si “conversan” con él es porque ellos le conceden a Jesús el “testigo” definitivo de la revelación. Pero este no es solamente un nuevo Moisés o un nuevo Elías… es el Hijo.

¿Qué significa la transfiguración? La transformación luminosa de Jesús delante de sus discípulos, ya camino de Jerusalén y de la pasión, es como un respiro que se concede Jesús para ponerse en comunicación con lo más profundo de su ser y de su obediencia a Dios. Pero los hombres están abajo, en la tierra, y se les invita a bajar, como una especie de vocación; deben acompañar a Jesús, recorrer con él el camino de Jerusalén, porque un día ellos deben anunciar la salvación a todos los hombres. Jesús decide bajar de ese monte y pide a los suyos que le acompañen. Viene de “arriba” con la confianza absoluta de que su Dios lo ama… y ama a los hombres.

Nos acercaremos al cuarto domingo del mes con la Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (13,1-9)

El III domingo de Cuaresma, de la mano de  San Lucas, el evangelio nos hace una llamada a la fidelidad de Dios Salvador. Todo el conjunto del evangelio de hoy va en esa dirección de una llamada a la conversión y a contar con Dios en nuestra vida. En el evangelio se nos narran dos escenas que ocurrieron en tiempos de Jesús: Pilato manda masacrar a unos galileos mientras ofrecían un sacrifico (un acto religioso) y otra escena es un accidente de trabajo donde dieciocho personas murieron aplastados por la torre de Siloé. Aparentemente estas escenas no tengan nada que ver con Dios pero si reflexionamos sobre ellas encontraremos las respuestas. Jesús no ve  maldad alguna en esos hombres para ser castigados por algo malo que hicieran, no es el anuncio del dios juez el que aparece aquí, el algo más realista lo que aparece. Aparece la maldad humana en la persona de Pilato y los infortunios y el no poder dominar la naturaleza, pero ¿no debemos pensar que debemos estar preparados siempre? ¿Qué debemos tener siempre las manos llenas para el día que la muerte se nos acerque? ¿Qué debemos de vivir con dignidad, con fe y esperanza? La tercera narración nos muestra una parábola sobre la higuera plantada en una viña que al cabo de tres años no da fruto y se quiere arrancar. San Lucas nos muestra que nuestra vida es como un tiempo que Dios nos permite hasta el momento final de nuestra vida. Jesús es el agricultor que pide al dueño que sea paciente con nosotros para que podamos dar fruto.

Nos acercaremos al último domingo del mes con la Lectura del Santo evangelio según san Lucas (15, 1-3. 11-32)

El IV domingo de Cuaresma vamos de la mano de San Lucas . El Evangelio de hoy se le conoce coloquialmente como “El hijo prodigo”. El misterio de la reconciliación se expresa maravillosamente en el evangelio de hoy siendo una grandiosa historia de amor de padre hacia sus hijos y hacia el egoísmo y rencor. Esta es la parábola de Dios que nunca abandona a sus hijos, que nunca se olvida de ellos.  El hijo mayor no quiere que su padre sea padre sino juez, juez que juzgue a su hermano inmisericorde. Solo mira hacia sí mismo, no tiene mentalidad de hijo, de hermano. El hijo mayor, en el fondo, no quiere que su padre sea padre, sino juez inmisericorde. Porque esto es lo importante de la parábola, por encima de cualquier otra cosa: que se ha organizado una fiesta por un hermano perdido, y no está dispuesto a participar en ella. Jesús está hablando de Dios y es la forma de contestarle a los escribas y fariseos que se escandalizan de dar oportunidades a los perdidos: el Dios que él trae es el de la parábola; el que viendo de lejos que su hijo vuelve, sale a su encuentro para hacerle menos penosa y más humana su conversión, su vuelta, su cambio de mentalidad y de rumbo. Esta es su significación última y definitiva. ¿Estaríamos nosotros dispuestos a entrar a esa fiesta de la alegría? ¿Queremos para los otros el mismo Dios que queremos para nosotros?

Un fraternal saludo en el Señor y Feliz Cuaresma.

Próximos eventos

Hermandad Piedad y Estrella
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.