VENTANA DE FORMACIÓN Nº 67. MAYO 2023

Señor de la Piedad, en Ti confiamos, en Ti  nos reencontramos, en Ti nos curamos, en Ti nos salvamos, siempre en Ti.

Estrella, a Ti te pedimos, a Ti te adoramos, a Ti volvemos para vernos a tus pies, a Ti, a Ti te buscamos, siempre a Ti.

Desde la Vocalía de Formación, volvemos a encontrarnos, un mes más, con las Ventanas de Formación, con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año. Comenzamos el mes de Mayo, el mes de las flores, el mes de María, nuestra madre y también el de nuestras madres terrenales. La Iglesia otorga este mes a María para acercarnos más a Ella.N Recuperado el pulso tras la Semana Santa, llega un mes cargado de encuentros cofrades en el seno de nuestra Hermandad Dominica y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Piedad, en su Sagrada Presentación al Pueblo, María Santísima de la Estrella, Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo de Guzmán. La celebración de la Cruz de Mayo, del 5 al 7 de mayo, en la Plaza de la Purísima Concepción es una ocasión perfecta de hermanamiento cofrade. Pasado la celebración de la Cruz, el  20 de mayo, también celebraremos, en la Iglesia de la Purísima Concepción, el Rosario Vespertino con María Stma. de la Estrella, a partir de las 19 horas.

SIGNIFICADOS:

Uno de los acontecimientos más sonados de estos últimos años ha sido la procesión de rogativas que organizada por el obispado de Jaén tuvo como protagonista a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Fue fruto del cariz alarmante que está empezando a tomar la situación meteorológica para nuestros campos. Dentro del mundo cofrade, ha sido (y es) habitual a lo largo del tiempo la organización de este tipo de salidas en procesión para, de forma extraordinaria, pedir favor en situaciones graves como epidemias o sequías. Andalucía atraviesa, en estos momentos, uno de los episodios de sequía más acusados y duros de su historia reciente. Habría que remontarse treinta años atrás para vivir una etapa semejante. Sin embargo, las previsiones no son nada halagüeñas: este abril ha sido uno de los más secos desde que se tienen datos.

En el misal romano, la sección “Misas y oraciones por diversas necesidades” es la que regula esta liturgia extraordinaria, que como las procesiones de rogativas, acudir en casos especiales.

Esta sección de la tercera edición del misal romano se divide en tres apartados: 1. Por la Iglesia; 2. Por las necesidades públicas; 3. En diversas necesidades. Cada apartado contiene una serie de formularios de lo más variado:

El apartado II. Por las necesidades públicas, el n.º  35, se titula: Para pedir la lluvia

El fundamento y razón de ser de este conglomerado de oraciones y misas está en la Constitución pastoral Gaudium et Spes del Concilio Ecuménico Vaticano II, que se abre con estas palabras: «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo». Porque, en el fondo, es Dios mismo quien ofrece al hombre el honor de cooperar con todas las fuerzas de su inteligencia en la obra de la creación. En este sentido se hace necesario una correcta concepción del medio ambiente que debe evitar dos peligros: 1. Reducir utilitariamente la naturaleza a un mero objeto de manipulación y explotación; 2. Absolutizarla y colocarla, en dignidad, por encima de la misma persona humana. En este último caso, se llega a divinizar la naturaleza o la tierra.

San Pablo VI, nos dejó una oración ex profeso:

Dios Padre Nuestro, Señor del cielo y de la tierra.
Tú eres para nosotros; existencia, energía y vida.
Tú has creado al ser humano a tu imagen y semejanza,
para que con su trabajo, haga fructificar las riquezas de la tierra, colaborando así a tu creación.
Somos conscientes de nuestra miseria y debilidad.
Nada podemos sin Ti.

Tú, Padre Bueno, que haces brillar el Sol sobre todos y haces caer la lluvia,
ten compasión de cuantos sufren durante la sequía en estos días.
Escucha con bondad las oraciones que tu Iglesia te dirige con confianza,
como escuchaste las súplicas del Profeta Elías, que intercedía a favor de su pueblo.
Haz que caiga del cielo sobre la tierra árida, la lluvia tan deseada, para que renazcan los frutos y se salven los seres humanos y los animales.

Que la lluvia sea para nosotros el signo de tu gracia y bendición.
Así, confortados por tu misericordia, te rendimos gracias por todo don de la tierra y del cielo, con que tu Espíritu satisfaga nuestra sed.

Por Jesucristo, Tu Hijo, que nos ha revelado tu amor,
Fuente de Agua Viva que brota hasta la vida eterna. Amén.

EVANGELIOS DEL MES DE MAYO

Primer Domingo: Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:

«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.

En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre».

El evangelio de hoy de Juan, está inserto en el testamento de Jesús a los discípulos en la última cena, que es un relato muy particular de este evangelista. Es un discurso de despedida. Aquella noche, entiende Juan, Jesús comunicó a los suyos las verdades más profundas de su vida, de su existencia. Jesús se propone, se auto-revela, como el camino que lleva a Dios; se presenta igual a Dios, igual a Dios que es Padre. El centro del mismo es la afirmación de Jesús como «camino, verdad y vida».

Ya sabemos que el camino es para andar y llegar a una meta; la vida es para vivirla, gustarla y disfrutarla; la verdad es para experimentarla como bondad frente a la mentira, que engendra desazón e infelicidad.

Nadie puede llegar al Padre sino por Jesús (“por mi”). Los hombres buscan a Dios, necesitan a Dios; pero no a cualquier Dios, sino el Padre. Jesús lo ha revelado de esa forma y en ello ha empeñado su palabra y su vida: ésta es su verdad.

Segundo Domingo: Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 15-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque. no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él»

El evangelio de Juan prosigue con su discurso de revelación de la última cena. Se hace una conexión entre amor y mandamientos. Si amamos a Jesús estamos llamados a amarnos los unos a los otros, porque en la teología de Juan ese es el mandamiento nuevo y único que nos ha dejado para que tengamos nuestra identidad en el mundo. Era nuevo en la forma en que lo entendió Jesús: incluso hay que amar a los que nos odian; así seremos sus discípulos.

Para llevar adelante este mandamiento Jesús pedirá un «defensor»: el Espíritu. El Espíritu de la verdad, no de una verdad abstracta, sino de la verdad más grande, de una verdad que el «mundo» odia, porque el mundo en San Juan es el misterio de la mentira, del odio, de las tinieblas.

Jesús promete no dejarnos huérfanos: El Espíritu es más fuerte que el mundo, como el amor y la verdad son más fuertes que el mundo, aunque nos parezca lo contrario. Si queremos vivir otra vida verdadera debemos fiarnos de Jesús que, desde el regazo de Dios como Padre, no se ha instalado allí, sino que enviándonos un Defensor nos conduce al mundo de la verdad, de la luz, del amor que reina en el seno de Dios.

Tercer Domingo: Conclusión del santo evangelio según san Mateo 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».

El evangelio de este día es el final del evangelio de Mateo y se quiere poner de manifiesto lo que Lucas ya nos ha expresado con la presentación de la «Ascensión»: es el momento de los discípulos, de sus seguidores, que tienen que llevar el evangelio allí donde Jesús no pudo ir: a todo el mundo. Desde lo alto de un monte, con todo el simbolismo que esto tiene en la Biblia, Jesús les otorga a los suyos un poder comunicador de salvación y de gracia.

El bautismo en su nombre, será por otra parte, el sacramento de iniciación de los que quieran llevar una vida nueva en este mundo. Mas no podemos menos de resaltar que a la promesa de hacer discípulos en todo el mundo (aquí el evangelio de Mateo se hace absolutamente universalista), corresponde la promesa del mismo Jesús de estar con los suyos siempre.

Cuarto Domingo: Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

El evangelio de hoy, nos viene a decir que desde el mismo día en que Jesús es resucitó de entre los muertos, su comunicación con los discípulos se realizó por medio del Espíritu. El Espíritu que «insufló» en ellos les otorgaba discernimiento, alegría y poder para perdonar los pecados a todos los hombres. El saludo de la paz, shalom, se repite en el relato por dos veces para confirmar algo que va mucho más allá del saludo cotidiano en el mundo bíblico y entre los judíos. Es el saludo de parte de Dios y es el saludo para preparar los que les va a otorgar a los suyos: la fuerza del Espíritu Santo. De esa manera la unión entre Jesús resucitado y el Espíritu Santo es indiscutible. Será, pues, el mismo Espíritu, es que les garantice el acontecimiento de la resurrección. Pero también el de la misión.

Pentecostés es la representación decisiva de cómo la Iglesia, nacida de la Pascua, tiene que abrirse a todos los hombres. La verdad es que el Espíritu del Señor estuvo presente en toda la Pascua y fue el auténtico artífice de la iglesia primitiva desde el primer día en que Jesús ya no estaba con ellos.

Un fraternal saludo en el Señor. Cuidaos al máximo.