David Morillas emociona con un pregón sustentado en una vida cofrade
Cuando alguien conoce y siente la hermandad desde pequeño, no es la boca la que habla, ni tan siquiera el corazón el que dicta. Las palabras salen de aún más adentro, de ese cajón de recuerdos en el que la memoria se cobija. Por eso, cuando los recuerdos son compartidos y en ellos hay emoción y sentimiento, éstos se contagian. Ese cajón se abrió este domingo en el Teatro Darymelia. David Morillas, cuadragésimo primer pregonero de exaltación a María Santísima de la Estrella buscó en lo más profundo de su ser cofrade para pronunciar un pregón basado en toda una vida junto a Piedad y Estrella.
Rememoró su primera subida por la Cuesta de la Alcantarilla con solo tres añitos, agradeció a sus padres el legado cofrade heredado y se emocionó al recordar a su abuelo Manolo. Pero a lo largo de su elocución, también tuvo palabras para los músicos de la Estrella, con quienes ha compartido partituras, y puso en valor la fuerza de la juventud de una cofradía que presume de un Grupo Joven dinámico, implicado y numeroso. En un recorrido por los ciclos de la vida, David Morillas pasó por las trabajaderas donde en la actualidad comparte trabajo y devoción con los costaleros del Señor y llegó al final como el anciano que tiene ese cajón repleto de recuerdos de primavera.
«Despierto de este letargo,
y abro los ojos
para ver en el pasado
todo lo que fuimos y, además,
vislumbro en el futuro,
que nuestra relación es eterna,
como una sobremesa con torrijas,
hornazos y magdalenas».
En distintos momentos del pregón, el quinteto de metales de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Piedad en su Presentación al Pueblo interpretó partes de marchas muy especiales para la Hermandad y para el pregonero. «Nuestro Padre Jesús de la Piedad y Virgen de la Estrella», todo un clásico del maestro Cuadrado, «De tu mano, Padre», o «Vedlo aquí», pusieron el toque musical a una exaltación que tuvo como presentador al pregonero de 2024, Manuel J. Rodríguez Becerra, que dedicó unas cariñosas palabras a su sucesor en el atril.
Fotografías: Jose Ibáñez