VENTANA DE FORMACIÓN 77. MAYO 2024

Señor de la Piedad, más que nunca TE necesitamos, ten Piedad de todos nosotros, como tu Santo Nombre nos recuerda, Jesús, Rey, Hombre y Dios.…

Estrella, más que nunca TE necesitamos, sé nuestra guía en el mar oscuro de la vida, como tu Santo Nombre nos recuerda, Estrella del Mar, del Cielo y de nuestras vidas…

Desde la Vocalía de Formación, volvemos a encontrarnos, un mes más, con las Ventanas de Formación, con el objetivo de complementar la formación activa que la Vocalía propone para todos los cofrades con sus actividades durante todo el año.

Con el amanecer a un nuevo mes del año 2024 que parece pasar a una inusitada velocidad, llega mayo cargado de encuentros cofrades en el seno de nuestra Hermandad Dominica y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Piedad, en su Sagrada Presentación al Pueblo, María Santísima de la Estrella, Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo de Guzmán. La celebración de la Cruz de Mayo, del 3 al 5 de mayo, en la Plaza de la Purísima Concepción y nuestra Casa de Hermandad, es una ocasión perfecta de hermanamiento cofrade junto al monumento a la Cruz en el que el servicio de barra para  cofrades y visitantes ofrece comida y bebida. Pasada la celebración de la Cruz, el  18 de mayo, también celebraremos, en la Iglesia de la Purísima Concepción, el Rosario Vespertino con María Stma. de la Estrella, a partir de las 19 horas. Momento memorable y esperado en el devenir de nuestra cofradía, con el atractivo de contar con el acompañamiento de la Agrupación Musical Juvenil María de la Estrella.

Pero no terminan ahí las ocasiones para inmortalizar recuerdos cofrades a lo largo de este mes. La Fiesta en honor a Nuestro Padre Jesús de la Piedad y Función Principal de Instituto, tendrá lugar el próximo 26 mayo a los 12:00 horas en la Iglesia de la Purísima Concepción.

SIGNIFICADOS:

Si el mes pasado nos sumergimos en el Culto, dentro de nuestro viaje por la Liturgia, este mes seguimos hablando de:

CLASES DE CULTO

La Iglesia católica distingue claramente tres clases de cultos: el de LATRÍA o de adoración, el de HIPERDULÍA o de máxima veneración, y el de DULÍA, de simple veneración. El culto de Latría (adoración) es exclusivo de Dios. Solo Dios puede ser adorado y solo Cristo, Dios hecho hombre, es el Salvador. Se puede recordar que el mismo Cristo nos lo dijo: “Adorarás al Señor tu Dios y solo a Él darás culto”. El culto de Hiperdulía (la Dulía llevada al máximo extremo) es exclusivo de la Virgen María y nace como una necesidad de poner el culto a la Santísima Virgen en un lugar privilegiado, por encima del debido a los santos y al límite de la adoración, pero sin llegar a la latría.

Esta distinción lleva a remitirnos al Concilio de Éfeso, que marcó una línea clave en el antes y el después en el desarrollo del culto mariano. Además de las fiestas marianas, la Iglesia tiene un día, el sábado, que dedica con especial atención y cariño a la Virgen María y un ejercicio piadoso (la sabatina) dedicada a la Madre de Dios. Fue Pablo VI quien, en la Marialis Cultus, reformó las fiestas dedicadas a la Virgen, pasando a considerar como fiestas del Señor tanto la Anunciación como la Presentación (Candelaria), cambiando en cambio la fiesta de la Circuncisión del Señor en la de la Maternidad divina de María.

El culto de Dulía (veneración) es el propio de los santos, personas que por su probado ejercicio de las virtudes cristianas, la Iglesia los considera como ejemplo a seguir, subiéndolos a los altares. Al patriarca san José se le considera el primero de los santos, dedicándole un culto de protodulía. San José es proclamado patrono universal de la Iglesia por Pío IX en 1870.

Sin duda que, en los orígenes del culto a los santos, está muy marcada la influencia y ejemplaridad de los mártires. De ellos celebramos su dies natalis, o sea, el día en que nacen para la eternidad, el día de su martirio. Muy pronto, desde el siglo IV, el catálogo de los mártires se va incrementando y sus aniversarios se van celebrando para recordarles y celebrar la Eucaristía. A partir del siglo V se componen los primeros martirologios, que son unas relaciones de los santos. El primero conocido es el llamado jeronimiano, posterior al año 431. Las reliquias de los santos empiezan a ser veneradas y se construyen iglesias en los lugares donde sufrieron martirio así como se instaura la costumbre de colocar sus reliquias debajo del altar. Más adelante se suman los confesores, las vírgenes, los monjes y las personas que el pueblo, por aclamación, consideran santos. No es hasta el año 993 en que es canonizado el primer santo por el papa Juan XV (se trata de san Ulrico, obispo de Augsburgo) iniciándose desde entonces una centralización vaticana en este asunto que culminó cuando Sixto V creó, en 1588, la Congregación de Ritos. Pablo VI dividió la Congregación de Ritos en dos: la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Sagrada Constitución para la causa de los Santos, que tiene a su cargo actualmente los expedientes para las beatificaciones y canonizaciones. No obstante, también hoy en día el pueblo sigue dando aureola de santidad a algunas personas a las que considera santas, como puede tratarse de fray Leopoldo de Alpandeire, adelantándose así a los procesos canónicos.

Las celebraciones de santos que la Iglesia considera como muy importantes y que celebra como solemnidad son la de san José, la de san Juan Bautista, la de Todos los Santos y la de los apóstoles Pedro y Pablo, por ser la base del fundamento apostólico de nuestra fe. Hoy en día vivimos en una época de cierto ascenso en el culto a los santos, que tuvo su cenit en la Edad Media, sin lugar a dudas. El Vaticano II determinó, en lo referente al culto a los santos, lo siguiente: Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre las fiestas que conmemoran los misterios propios de la salvación, debe dejarse la celebración de muchas de éstas a las Iglesias particulares, naciones o familias religiosas, extendiéndose a toda la Iglesia solo aquellas que recuerdan a santos de importancia realmente universal. Para seleccionar a estos santos de importancia universal se han tenido en cuenta a los doctores de la Iglesia, a pontífices romanos, mártires romanos y no romanos y a santos no mártires. El Martirologio Romano es el libro donde se hallan catalogados todos los santos que la Iglesia reconoce. El nuevo Calendario Universal de la Iglesia ha quedado reducido a 158 santos, de los cuales 63 tienen memoria obligatoria y 95 memoria libre.

Cierto es que, antes de la reforma litúrgica, el número de fiestas de los santos era excesiva y distraía en cierto modo a los fieles de la celebración del misterio pascual. Hay que aclarar que lo anterior no quiere decir que solo existan ese números de santos, pero sí que el Calendario Universal solo recoge aquellos santos de importancia universal dejando el resto a las iglesias particulares.

EVANGELIOS DEL MES DE MAYO

Primer Domingo: Lectura del santo evangelio según Juan (15,9-17): La experiencia del amor del Padre en Jesús

El evangelio de Juan, en esta parte del discurso de despedida de la última cena de Jesús con sus discípulos, insiste en el gran mandamiento, en el único mandamiento que Jesús ha querido dejar a los suyos. No hacía falta otro, porque en este mandamiento se cumplen todas las cosas. Aquí podemos encontrar las razones profundas de por qué Jesús se presentó como la vid: porque en su vida, en comunión con Dios, en fidelidad constante a lo que Dios es, se ha dedicado a amar. Si Dios es amor, y Jesús es uno con Dios, su vida es una vida de entrega.

Por ello, los sarmientos solamente tendrán vida permaneciendo en el amor de Jesús, porque Jesús no falla en su fidelidad al amor de Dios. Jesús quiere repetir con los suyos, con su comunidad, lo que Dios ha hecho con él. Jesús siente que Dios le ama siempre (porque Dios es amor) y una comunidad no puede ser nada si no se fundamenta en el amor sin medida: dando la vida por los otros. Dios vive porque ama; si no amara, Dios no existiría.

Es un discurso que establece unas relaciones muy particulares. Dios ama al Hijo, el Hijo ama a los suyos, éstos se llenan de alegría, ¿por qué? Porque estas son relaciones de amor de entrega, de amistad. El Jesús de San Juan, pues, se despide de los suyos hablándoles de cosas trascendentales y definitivas. No hay otro mensaje, ni otro mandamiento, ni otra consigna más definitiva para los suyos. No está la cuestión en preguntarse solamente, ¿qué tenemos que hacer?, aunque se formule en mandamiento, sino ¿cómo tenemos que vivir? : amando.

El discipulado cristiano del permanecer no se puede fundamentar solamente en la “amistad” romántica, sino en la confianza de quien tiene que dar frutos. Por eso han sido elegidos: están llamados a ser amigos de Jesús los que aman entregándolo todo como El hizo. Esta amistad no se puede romper porque está hecho de un amor sin medida, el de Dios.

Segundo Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,15-20): Ascensión y misión

El evangelio de hoy es una especie de síntesis de lo que sucedió a Jesús a partir de la resurrección; síntesis que alguien ha añadido al evangelio de Marcos cuando ya estaba terminado. Esto se reconoce hoy claramente por su estilo, e incluso, por su teología. Habla de la Ascensión según lo que hemos podido escuchar en el texto de los Hechos de los Apóstoles. Pero lo que verdaderamente llama la atención de este evangelio es el encargo de la misión del Resucitado a sus apóstoles para que hagan discípulos en todas las partes del mundo. Se describe esta misión de la misma manera que Jesús la puso en práctica en el mismo evangelio de Marcos. Por tanto, Él es el modelo de nuestra predicación y de nuestros compromisos cristianos. El Reino, ahora, se hace presente cuando sus discípulos se empeñan, como Jesús, en vencer el mal del mundo y en hacer realidad la liberación de todas las situaciones angustiosas de la vida por medio del evangelio.

Tercer Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Juan (15,26-27; 16,12-15): El Espíritu de la verdad

El evangelio de este domingo está entresacado de Juan 15 y 16 que se ha puesto en boca de Jesús en el momento de la despedida de la última cena con sus discípulos. Habla del Espíritu que les ha prometido como «el Defensor» y el que les llevará a la experiencia de la verdad. Cuando se habla así, no se quiere proponer una verdad metafísica, sino la verdad de la vida. Sin duda que quiere decir que se trata de la verdad de Dios y de la verdad de los hombres. El concepto verdad en la Biblia es algo dinámico, algo que está en el corazón de Jesús y de los discípulos y, consiguientemente, en el corazón de Dios. El corazón es la sede de todos los sentimientos. Por lo mismo, si el Espíritu nos llevará a la verdad plena, total, germinal, se nos ofrece la posibilidad de entrar en el misterio del Dios de la salvación, de entrar en su corazón y en sus sentimientos. Por ello, sin el Espíritu, pues, no encontraremos al Dios vivo de verdad.

Cuarto Evangelio: Lectura del santo evangelio según san Mateo (28,16-20): El bautismo sacramento del amor trinitario

El evangelio del día usa la fórmula trinitaria como fórmula bautismal de salvación. Hacer discípulos y bautizar no puede quedar en un rito, en un papel, en una ceremonia de compromiso. Es el resucitado el que “manda” a los apóstoles, en esta experiencia de Galilea, a anunciar un mensaje decisivo. No sabemos cuándo y cómo nació esta fórmula trinitaria en el cristianismo primitivo. Se ha discutido mucho a todos los efectos. Pero debemos considerar que el bautismo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo significa que ser discípulos de Jesús es una llamada para entrar en el misterio amoroso de Dios.

Podíamos preguntarnos qué sentido tienen hoy estas fórmulas de fe primigenias. Pues sencillamente lo que entonces se prometía a los que buscaban sentido a su vida. Por lo mismo, hacer discípulos no es simplemente enseñar una doctrina, sino hacer que los hombres encuentren la razón de su existencia en el Dios trinitario, el Dios cuya riqueza se expresa en el amor.

 

FRASES PARA REFLEXIONAR:

  • Él se presenta como la vid, y todos los hombres como los sarmientos para que sea posible dar buen fruto
  • ¿Cómo tenemos que vivir? : amando
  • Es el encargo de la misión del Resucitado a sus apóstoles para que hagan discípulos en todas las partes del mundo
  • El corazón es la sede de todos los sentimientos
  • El bautismo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo significa que ser discípulos de Jesús es una llamada para entrar en el misterio amoroso de Dios.

Un fraternal saludo en el Señor.

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